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Hoteles nuevos en fincas ruinosas

El Plan de Usos de Ciutat Vella incluirá abrir complejos de lujo si el promotor rehabilita edificios catalogados

Camilo S. Baquero
Edificio de la calle de la Palla, en el barrio Gòtic.
Edificio de la calle de la Palla, en el barrio Gòtic. JOAN SÁNCHEZ

"Tener una terraza puede traer más beneficios que no tenerla”. Esta máxima, repetida hasta la saciedad por la concejal de Ciutat Vella, Mercè Homs (CiU), es parte del argumentario con el que el gobierno de la ciudad justifica el cambio del Plan de Usos de Ciutat Vella, que regula las licencias de supermercados y negocios de restauración. Y, sobre todo, las de hoteles. De ahí que el axioma también se aplique a este sector. El Ayuntamiento ya trabaja en ello: según fuentes municipales, el nuevo texto incluye al menos 11 nuevos hoteles de lujo, todos en fincas catalogadas pero ruinosas.

La remodelación del plan —que en 2009 aprobaron PSC, ICV-EUiA y ERC— fue bendecida por el PP hace casi un año. La batuta la ha llevado Hábitat Urbano —en el anterior, el liderazgo fue del distrito— y el documento espera el tempo correcto para salir a la luz, después de que el pacto con los socialistas para el Programa de Actuación Municipal (PAM) hiciese agua. “La modificación no sería la misma si se pacta con el PSC o con el PP”, aceptan desde la Casa Gran.

Las instalaciones tendrían hasta 30 habitaciones y cuatro o cinco estrellas

La posición oficial es que no hay nada cerrado. Pero por lo pronto se sabe que la idea de los nuevos hoteles “con encanto”, como los llama el presidente del Gremio de Hoteles, Jordi Clos, implicaría que fincas catalogadas pero en un estado deficiente puedan convertirse en hoteles de cuatro estrellas o de más. Es una vieja reivindicación de los hoteleros. Sobre la mesa hay unas 11 que de entrada cumplirían con las condiciones. Clos eleva las posibilidades a 20. El formato seguiría la saga de sitios recientemente inaugurados, como el Mercer en la calle de Lledó —28 habitaciones y diseño del estudio de Rafael Moneo— o el DO, en la plaza Real. El gremio calcula que de las 32.000 habitaciones hoteleras que hay en Barcelona, unas 9.000 están en Ciutat Vella.

Este tipo de hoteles implicaría un beneficio también para la ciudad, argumentan tanto los hoteleros como las fuentes del Ayuntamiento. En julio, varios edificios de los cascos históricos de Lleida y Tarragona se derrumbaron pues presentaban deficiencias estructurales. Puede ser que el caso de Barcelona no sea tan extremo, pero en el contexto de crisis, la recuperación de fincas catalogadas solo podría producirse con proyectos de este tipo. Hacer la inspección técnica de un edificio, por ejemplo, puede costar hasta 1.000 euros y la mayoría llevan décadas cerrados a cal y canto, sin el mantenimiento apropiado. Muchas de estas fincas catalogadas, además, están perdidas en marañas legales.

La FAVB también alerta de la revisión de licencias de pisos turísticos
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Dos casos que ejemplificarían esta situación son las fincas ubicadas en el número 8 de la calle de la Palla y en el 13-15 de Les Magdalenes. Ambas figuran en el catálogo de patrimonio del Ayuntamiento. La primera, un bello edificio de 1870, tiene un gran atractivo visual porque divide las calles de Palla y Banys Nous. En el pasado, según fuentes del sector hotelero, hubo intereses en construir allí un hotel. Fue imposible contactar con Joan Vallbé Roig, que figura como el dueño.

La segunda se quedó a medio camino de convertirse en un hotel de la cadena Catalonia cuando se cerró el Plan de Usos y los movimientos vecinal y okupa lograron parar el proyecto. La cadena no respondió a este diario si sigue con los planes para abrir un hotel, pero en el sector lo dan más que por hecho. Clos confirma que, de la lista que maneja el Ayuntamiento, muchas “ya son propiedades de grupos hoteleros”. “Tenemos edificios cerrados, nidos de ratas y con riesgo de ser ocupados o son invadidos por drogadictos. ¿No es mejor ponerlos al servicio del turismo de calidad?”, razona Clos, que defiende que el plan “no debe abrirse a todo el mundo”.

De entrada, el PP no ve peros a la propuesta. En agosto, en una entrevista a La Razón, el edil Eduardo Bolaños dijo: “Hay fincas completamente cerradas y degradadas. Si viene un inversor que plantea rehabilitarla y abrir un hotel, ¿qué problema hay?”. El PSC, por su parte, ha logrado evitar mojarse con la cuestión, de momento. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona sigue oponiéndose frontalmente. Y alertan de un problema que consideran aún más delicado: la relajación de las licencias a pisos turísticos.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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