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La tradición pone las reglas

La Cofradía de Sant Roque de Llodio celebra su tradicional comida de agosto Apenas hubo tres mujeres entre más de 350 cofrades

Los cofrades de Sant Roque celebran ayer su tradicional comida en la iglesia de San Pedro Lamuza, en Llodio.
Los cofrades de Sant Roque celebran ayer su tradicional comida en la iglesia de San Pedro Lamuza, en Llodio.JESÚS URIARTE

El último domingo de agosto en el pórtico de la iglesia de San Pedro de Lamuza, en Llodio, se siguen estrictamente las reglas impuestas por la tradición. Más de 350 miembros de la Cofradía de Sant Roque, una entidad que cuenta con más de cuatro siglos de historia, se sientan en las largas mesas cubiertas de manteles blancos, donde les esperan jarras de cerámica llenas de vino tinto, grandes hogazas de pan y una guindilla por comensal. Desde que se recuerda degustan un menú similar: sopa de pan de pistola, berza con garbanzos, zancarrón en salsa de tomate y pollo asado. Y de postre, una pera.

Todo como se había hecho siempre hasta que en 2010 hubo que alterar un aspecto de la tradición que no encajaba con las leyes para la igualdad: la comida del último domingo de agosto estaba vedada a las mujeres. Después de una enconada polémica, en la que terciaron a favor de la presencia de las mujeres que lo desearan el Ararteko y la Defensoría de la Igualdad, intervino el Obispado de Vitoria y se aceptó su entrada tras ser sometido el asunto a votación.

Los cofrades quieren superar la polémica sobre la asistencia femenina

Aun así, la presencia de mujeres en las mesas del pórtico tiene una limitación: deben heredar el derecho a hacerlo de un varón de su familia. Ayer, como el año pasado, la asistencia femenina resultó mínima. Solo fueron tres, una proporción inferior a una mujer por cada centenar de hombres. “Sin comentarios”, afirmó un cofrade veterano. “Vienen las mismas mujeres que el año pasado y ya está. Eso también es ya normal”. Los miembros de la Cofradía de Sant Roque quieren dejar atrás una polémica que ha ido perdiendo interés entre sus miembros. Tampoco acudió ayer el exlehendakari Juan José Ibarretxe, miembro de la cofradía, que dejó de asistir cuando arreció la polémica.

A las dos de la tarde el párroco bendijo la mesa y comenzó a servirse en cazuelas de barro la sopa humeante, mientras las calles que desembocan en la plaza de la iglesia estaban atestadas de gente que disfrutaba del aperitivo sin prestar mucha atención a lo que pasaba en el pórtico.

Cada año se mantiene el mismo menú, pero se elige un vino diferente
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El menú permanece invariable, pero el vino es elegido por los cofrades de Sant Roque cada año siguiendo unas reglas ya preestablecidas. Semanas antes de la comida en el pórtico de la iglesia organizan una cata de vinos para seleccionar un caldo adecuado al menú. Para este año se eligió un vino tinto de Rioja, de la bodega Benigno Basoco, de Villanueva de Álava, especializada en vinos jóvenes.

“Es un vino de año, de elaboración artesanal, recio y espesito, que va bien con esta comida”, aseguró uno de los encargados de organizar la celebración. Los asistentes se contabilizan por jarras. Una jarra, de cuatro litros, para cada cuatro comensales.

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