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Tribuna
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Miguel Hernández: de nuevo en Jaén

El poeta regresa a Jaén con un ambicioso proyecto cultural bajo el brazo que pretende interactuar con la tierra que le acoge

Febrero de 1937. La situación en los frentes del asedio a Madrid es realmente cruda. En el frente del Jarama se han dejado la vida miles de jóvenes británicos y estadounidenses de las Brigadas Internacionales, la mayoría de ellos nunca había pisado España, y en esta tierra han quedado para siempre. En ambos bandos hay numerosas bajas. Los combates han sido durísimos, pero, al final, el frente está estabilizado. El 22 de febrero el mando republicano decide enviar al comisario de cultura Miguel Hernández al Altavoz del Frente Sur, con sede en Jaén, con el encargo de llevar a cabo labores culturales y de propaganda política. Tres días después, Miguel publica su poema Rosario dinamitera en la revista A l´assaut (órgano de expresión de la 12 Brigada Internacional francesa) y ¡Jornaleros! en La Voz del Combatiente, mientras que el 27 de febrero publica El niño yuntero en el periódico Ayuda.

Miguel afronta su nuevo reto lejos de los frentes de la defensa de Madrid y el 2 de marzo llega a Jaén, presentándose en el cuartel general del sector sur del Ejército de Andalucía. Desde ese día y hasta el mes de junio, Miguel Hernández desarrolla su actividad literaria, periodística y política en tierras de Jaén, escribiendo poemas de firme compromiso social y político como Aceituneros, Las manos, Compañera de nuestros días, Las luchas y la vida del campesino andaluz, Andaluzas, Al soldado internacional caído en España, La rendición de la Cabeza (crónica sobre la toma del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, en Andújar), La fiesta del Trabajo, Los hijos del hierro… Son también días de descanso tras contraer matrimonio civil en Orihuela con su amada Josefina, y pasar en Jaén su luna de miel.

Ahora, transcurridos 74 años desde aquellos días, Miguel vuelve a su particular luna de miel con las tierras de Jaén. El poeta regresa allí donde es querido y valorado, y su objetivo es colocar a Jaén en la primera línea de las ciudades españolas que promocionan su imagen exterior con un sello de prestigio internacional basado en la literatura, el turismo cultural, la investigación científica y la transmisión de valores, aquellos que hacen a un pueblo sentirse orgulloso de serlo. Miguel regresa a Jaén con un ambicioso proyecto cultural bajo el brazo que pretende interactuar con la tierra que le acoge. Será, por tanto, un proyecto de relación recíproca y su desarrollo cuenta con cuatro dimensiones: cultural (promoción de actividades que pondrán en valor la obra y la figura del poeta, incentivando la creatividad de las industrias culturales); investigadora (impulso al estudio de la obra hernandiana, prioritariamente a través de la Universidad de Jaén y del Instituto de Estudios Giennenses), turística (promoción del pueblo de Quesada mediante el lanzamiento de una oferta de turismo cultural centrada en Miguel Hernández y en Rafael Zabaleta), y didáctica (promoción de la lectura en los niños y jóvenes, y transmisión de los valores universales del poeta en la escuela).

La Diputación de Jaén y el Ayuntamiento de Quesada han tomado la histórica decisión de acoger el legado literario de Miguel Hernández con este proyecto cultural, y sinceramente creo que va a ser muy beneficioso para toda la provincia de Jaén. Al margen de la envergadura y la ambición del proyecto a llevar a cabo en sus cuatro ramas, cultural, investigadora, turística y didáctica, el poeta puede y debe actuar como elemento de cohesión social en torno a unos valores. Miguel Hernández es un icono de los grandes valores universales del ser humano: la lucha por la libertad, la justicia social y la solidaridad, y ello va unido a actitudes individuales basadas en la sencillez, el esfuerzo personal y la humildad que siempre acompañaron al poeta a lo largo de su trayectoria vital. Es, en mi opinión, el posicionamiento ante la vida que merece la pena ser transmitido de generación en generación, el bagaje que debemos inculcar a nuestros hijos. Y en esa noble tarea, Miguel puede actuar como un sello de prestigio que unifique a toda una comunidad en torno a dichos valores. Jaén será sin duda más y mejor valorada. Será un ejemplo a seguir.

Francisco Escudero es Gestor cultural del Legado Hernandiano

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