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Valdeorras arde sin control con cientos de vecinos desalojados

“Estamos totalmente desbordados”, alertan los efectivos antiincendios

Evacuación de modo preventivo a los vecinos de las parroquias de Veiga de Cascallá,en Rubiá. / NACHO GÓMEZ
Evacuación de modo preventivo a los vecinos de las parroquias de Veiga de Cascallá,en Rubiá. / NACHO GÓMEZ

“Esto parece Bosnia. Estamos completamente desbordados y no sabemos qué más hacer”. Los efectivos de la lucha contra el fuego que intentan controlar las llamas que arrasan la comarca ourensana de Valdeorras son así de claros para describir una situación que ha desbordado todas las previsiones del Gobierno gallego. Denuncian que “la única forma de apagar esto es que llueva, porque a pesar de la gran cantidad de medios, la falta de coordinación es total". Ayer aseguraban a EL PAIS que "hay de todo, menos sentido común".

A pesar de la ingente cantidad de medios, las llamas saltan ríos, cortafuegos, y van de municipio a municipio abrasando una de las zonas arboladas más importantes de Galicia. Ni siquiera el caudaloso río Sil sirve de barrera para frenar un fuego que la Xunta dio por extinguido el pasado jueves. Desde entonces, varias lenguas de fuego queman casas, pajares, puentes de madera, desalojan aldeas enteras, cercan zonas industriales y rozan barrios de O Barco de Valdeorras (15.000 habitantes).

Los vecinos están desesperados. Y para colmo, sin comunicaciones. El tendido telefónico ha ardido y las comunicaciones flojean. Las líneas móviles van y vienen, mientras la Guardia Civil desaloja aldeas. El fuego se encaminó ayer por la mañana hacia el municipio de Rubiá. A mediodía se desalojaba a los vecinos de A Veiga de Cascalla. La Administración gallega informaba que serían trasladados a un polideportivo, pero muchos optaron por instalarse en casas de familiares. Otros decidieron esperar, impotentes, en zonas altas alejadas de sus viviendas.

Los habitantes de Raxoá, Millarouso, Barrio, O Castelo o Éntoma ya saben lo que es ser expulsado de tu casa por una lengua de fuego. El incendio calcina todo lo que toca y ayer por la tarde enfilaba montañas hacia el espectacular parque natural de la Serra da Lastra. Si no es controlado de forma inmediata, en las próximas 24 horas saltará Galicia y llegará a la provincia de León.

A última hora de la tarde, la consellería de Medio Rural elevaba a 1.200 hectáreas la superficie afectada por el incesante fuego. Rosa Quintana explicaba que "el fuego sigue avanzando" porque "el fuerte viento y los cambios de dirección" dificultan su control. Fuentes antiincendios insisten en multiplicar la superficie afectada. También critican que el personal de las brigadas helitransportadas contratadas por empresas privadas para la campaña no tiene "prácticamente ninguna experiencia" en fuegos, "todo lo contrario a lo que dictan los postulados internacionales en extinción". La Xunta también reconocía que los vecinos intoxicados por humo, en realidad fueron siete y no cuatro. Tres de ellos pasaron la noche en el hospital.

A última hora del sábado, participaban en las tareas de extinción dos técnicos, ocho agentes forestales, 24 brigadas, nueve motobombas, una pala, seis helicópteros, 11 aviones y efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que llegaron a medianoche del viernes. La titular de Medio Rural reconoce que la situación es "muy difícil", ya que trabajan a contrarreloj: la obligada parada de los medios aéreos durante la noche es gasolina pura para el fuego. Por la tarde y ante la infructuosa lucha, se optó por usar bulldozers que desbrozaban enormes cortafuegos de valle a valle.

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La Xunta mantiene activo el nivel máximo de alerta, que implica riesgo para personas. Además del incendio de Valdeorras, ayer permanecían activos pero controlados otros dos fuegos. Uno en San Xoan de Río (Ourense), y otro en Friol (Lugo).

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