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La guardería de Alfoz se queda sin estrenar por falta de niños

El centro, que le costó 240.000 euros a la Xunta, solo interesó a cuatro familias

Guardería de Alfoz, en la parroquia de Carballido.
Guardería de Alfoz, en la parroquia de Carballido. XOSÉ MARRA

En campaña electoral el alcalde prometió a los vecinos una guardería y en el segundo año de legislatura la Consellería de Traballo e Benestar se la concedió. El viejo colegio rural de Carballido, una parroquia del municipio lucense de Alfoz, fue restaurado después de años de abandono y convertido en escuela infantil tras una inversión de 240.000 euros, con los que se renovó la pizarra del tejado y se acondicionó el interior para la llegada de los niños, que coincidiría con el inicio del curso en septiembre. Pero la buena noticia enseguida se dio de bruces con la realidad: las 20 plazas que ofrece esta nueva guardería son muchas en Alfoz, un municipio que el año pasado vio nacer a cinco bebés y ya se ha acostumbrado a agrupar a los chavales de distintos cursos de Primaria en una misma aula para evitar que se queden cuatro gatos repartidos en varias. En el momento de la verdad formalizaron matrícula cuatro familias —y una de ellas renunció después porque logró plaza en Foz—, demasiado pocas para que a la Xunta le compense mantener abierto el centro, que además no es el único de la zona. A cinco kilómetros escasísimos, la guardería de Ferreira de O Valadouro —el municipio casi hermano, objeto de mutuos coqueteos de fusión— no conoce tampoco las listas de espera que atormentan a los padres urbanos: de sus 45 plazas apenas se cubrieron 33 este curso con pequeños de varios municipios. En la escuela infantil de Ferreira, de titularidad municipal y que además cuenta con servicio de comedor, acabarán también los tres que en septiembre encontrarán cerrada la puerta de la de Alfoz: Benestar ya ha decidido que no la abrirá este año por falta de matrícula.

El caso es que con la escuela infantil reluciente, y cerrada por falta de demanda, los nacionalistas de Alfoz ven ahora que la financiadora del proyecto, la Xunta, les da la razón en sus críticas, que fueron muchas desde el inicio de las obras hace seis meses. Portavoces de Benestar aseguran que el cierre de la guardería es provisional y que no descartan abrirla el siguiente curso si hay más matrícula. Los indicios de que la natalidad vaya a aumentar en los próximos años en Alfoz son más bien escasos e Iván Marrube, el concejal nacionalista de Alfoz, se duele de su papel de pepito grillo. “En su momento fui criticado por no querer esa guardería para el Ayuntamiento porque no había niños suficientes y, viendo la evolución de los nacimientos, se observa claramente que no es necesaria ni lo será en los próximos años. Los datos de los nacimientos ya se sabían en el momento de planificar la inversión y los pocos niños que hay aquí tienen el servicio totalmente cubierto en Ferreira”, argumenta Marrube, que no solo critica el proyecto, sino un gasto que considera “un despilfarro”. “Con ese dinero se podría construir un edificio nuevo como el que ya existía”, contrapone.

En dos ayuntamientos que llevan meses intentando una fusión de la que se habla desde hace décadas —aunque en este caso es la oposición quien la apoya y no los alcaldes, ambos del PP—, la guardería de Alfoz fue el ejemplo usado por los defensores de la unión para señalar lo que no se debe hacer. “Los padres prefieren llevarse a los niños a Ferreira porque ahí sí tienen servicio de comedor. Eso tiene una consecuencia negativa para Alfoz: hay padres que llevan a los hijos a la escuela infantil de Ferreira y que después los dejan también en el colegio de allá, para que no cambie su círculo”, añade. Esta circunstancia, unida al hecho de que Alfoz no tiene plan de gestión municipal y que, por lo tanto, la construcción de viviendas está paralizada, provoca que en el transvase poblacional salga ganando O Valadouro, con un censo de 1.263 vecinos frente a los 2.031 de Alfoz.

Por su parte, la consellería insiste que lo que prima a la hora de realizar una inversión como esta es “permitir que las familias puedan llevar a sus hijos a una guardería que esté cerca de su casa, asentar población y fomentar la natalidad allá donde la oferta privada nunca va a llegar”. Otras dos escuelas infantiles, las ourensanas de Muíños y A Bola, —que sí funcionaron los cursos pasados—, quedarán cerradas este año por falta de niños. Los pequeños aprovecharán las plazas vacantes de guarderías vecinas.

La fusión que no quiere el PP

“Feijóo quería ser el primero en anunciar una fusión de municipios y montó lo de Oza y Cesuras. Es todo muy descarado, porque a nosotros no nos ponen más que piedras en el camino”, lamenta Iván Marrube al recapitular sobre el atrabancado proyecto de fusión que intenta su Ayuntamiento con el vecino de O Valadouro. La Diputación de Lugo estudia la idoneidad de la integración después de que el pleno de O Valadouro aprobase en julio, a propuesta del BNG, solicitar un estudio sobre la fusión. El alcalde popular votó a favor del estudio, aunque se opone frontalmente a la idea de unirse, al igual que su homólogo de Alfoz.

Quien conduce el proceso en los dos municipios lucenses es la oposición y eso parece calmar las ansias de la Xunta, que ni siquiera responde a la pregunta de si tiene noticias de los trámites y que en julio contestó a Marrube, a través del Valador, que el acuerdo del pleno de Alfoz no es vinculante. La niña bonita de un proceso que el presidente llegó a calificar de “histórico” —aunque por ahora su alcance no parece superar la anécdota— es la fusión de Oza dos Ríos y Cesuras, que Feijóo anunció en marzo, cuando los alcaldes, ambos del PP, ni siquiera habían comunicado a los concejales de la oposición su deseo de unirse. Por entonces, Alfoz ya había dado un paso que ninguno de los dos ayuntamientos coruñeses había negociado siquiera: la solicitud de un informe sobre los pros y los contras de la fusión.

El partido independiente de O Valadouro, Udival, lo había intentado también por esas fechas, con resultado confuso porque la votación en el pleno se topó con la duda legal de si es suficiente la mayoría absoluta para iniciar el proceso o hace falta mayoría de dos tercios. El PP de O Valadouro defiende la última opción, que corta las alas al proceso. Sin embargo, en Oza y Cesuras la Xunta lucha por la mayoría simple; de lo contrario, el BNG y el PSOE de Cesuras enterrarán la fusión.

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