La restricción del gasto farmacéutico desabastece boticas en Lugo y Ourense
Los laboratorios de medicinas baratas contra la hipertensión y el colesterol están desbordados. Sanidade se niega a pagar fármacos más caros
Las farmacias de Lugo y Ourense no pueden vender nueve genéricos (16 conjuntos de intercambio: un mismo principio activo pero en distintas dosis) porque no se los suministran los almacenes y porque la Xunta se niega a asumir la diferencia de precio con el siguiente genérico de precio más bajo. Desde que a comienzos de julio entró en vigor el Real Decreto que supone que la receta electrónica solo permite dispensar los principios activos de precios más bajos, los pacientes se quedan sin ellos en los 16 casos citados, medicinas destinadas fundamentalmente a tratar la hipertensión y el colesterol.
Los colegios oficiales de farmacéuticos acusan a la Consellería de Sanidade de “inflexibilidad” en la aplicación de esta norma ya que no les permite vender otros genéricos del mismo principio activo, lo que deja sin tratamiento a numerosos pacientes, en un 25% de los casos mayores de 60 años. “Podríamos dispensar fármacos que cuestan solo un céntimo más que el más barato, que es el que no nos suministran, pero la Xunta nos lo prohíbe en la aplicación rigurosa del Real Decreto, con lo que los pacientes se van a casa sin su medicación si no pueden pagarla íntegramente de su bolsillo”, protesta en nombre de los colegiados de Galicia el presidente del colectivo ourensano, Vicente Álvarez.
Los farmacéuticos gallegos piden diálogo a la Administración autonómica para poner fin a una situación que tildan de “caótica, irracional y perniciosa para los enfermos” pero, de momento, Sanidade intenta salvar el desabastecimiento autorizando, mediante comunicaciones casi diarias autorizando a los colegiados a que dispensen “durante unas horas, por circunstancias excepcionales” el siguiente principio activo más barato al obligatorio del que no disponen las farmacias. Un parche que “no soluciona nada: en unas horas se agota el producto”.
“Por un céntimo de diferencia, la Xunta impide que el paciente se lleve la medicina”
Los farmacéuticos de Lugo están muy molestos con la consellería de Sanidade. Sostienen que el desabastecimiento de los genéricos que precisan los enfermos de colesterol e hipertensos es el mismo ahora que la semana pasada, cuando la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, negó el problema en una visita al viejo hospital.
“Sanidade miente”, replica un boticario lucense. La pasada semana no había provisión en los laboratorios de Simvastatina 20, el genérico que se receta para niveles altos de colesterol, o el Losartan 50 y 100 miligramos que controla la tensión arterial. El boticario exhibe los albaranes para mostrar “cómo la Xunta se vio obligada a habilitar el principio activo de la Simvastatina a un precio más alto”.
Los socialistas lucenses comparten la denuncia de los colegiados. El secretario de sanidad de la ejecutiva del PSOE de Lugo, Miguel Ángel Fernández, calcula que la nueva fórmula de repago introducida por el Gobierno gallego a principios de este mes, le va a suponer un desembolso a los gallegos de un millón y medio de euros a la semana: seis millones de euros en el mes de julio.
“Por un céntimo de diferencia, Sanidade impide al enfermo que se lleve el fármaco. En otras comunidades lo permiten”, explica el socialista.
El farmaceútico reconoce que siempre que puede dispensa el medicamento a la espera de que el enfermo le traiga la receta otro día. “El primer perjudicado es el paciente y los problemas de acceso a los medicamentos inciden seriamente en el cumplimiento de los tratamientos”, alertaba la pasada semana la presidenta del colegio de farmacéuticos de Lugo, Ana Prieto que acusa a Sanidade de provocar “con su inflexibilidad” el desabastecimiento.
El Hospital Universitario Lucus Augusti no padece este problema. El gerente, Francisco Vilanova, asegura que no hay carencia de ningún medicamento.
El malestar de los colegiados crece por días. Piden diálogo a Sanidade para que, “como hacen en otras comunidades, nos dejen vender el producto inmediato en precio al que no nos suministran”. Y apelan a la Ley farmacéutica (recoge que en casos de desabastecimiento se puede dispensar el siguiente genérico más barato) que choca con la aplicación del nomenclátor de la receta electrónica. “Es imprescindible que la Xunta solucione esta situación”, reclaman, y proponen a la Consellería de Sanidade que convierta en permanente “esas autorizaciones puntuales hasta que los laboratorios españoles de genéricos bajen los precios”, hecho que esperan que ocurra en agosto. “Por nuestra parte estamos abiertos a cualquier diálogo con el fin de solventar esta situación”, sostiene Álvarez. Pero Sanidade responsabiliza precisamente a los colegiados de la falta de acuerdo.
El secretario general técnico de la Consellería, Antonio Fernández Campa, reprocha a los farmacéuticos que “aceptaran inicialmente pagar ellos la diferencia del precio [en los casos de desabastecimiento del genérico más barato], pero se negaran después”. “Dijeron que las cantidades eran superiores a las previstas”, sostiene.
Campa atribuye el desabastecimiento de los nueve medicamentos a una posible falta de previsión de los almacenes, “un malentendido sobre los productos que tenían que comprar y no lo hicieron, abasteciéndose, a cambio, otros de mayor precio”. El alto cargo de Sanidade reconoce que en Galicia no es posible aplicar la misma solución que en el resto de las comunidades españolas. “Aquí la receta electrónica controla esto y en el resto de España no se distingue si el precio es de 0,98 euros o de 0,99”. Esto es, la diferencia la asumen las Administraciones. No comparte este análisis de la patronal de medicamentos genéricos (Aeseg). El director general, Ángel Luis de la Cuerda, sostiene que el desabastecimiento ha sido forzado por el Real Decreto “que ha potenciado los precios por debajo del menor”, con lo que algunas compañías asumieron esa bajada para hacerse con el mercado, “pero no tienen estructura suficiente para fabricar y suministrar”. De la Cuerda cree que la solución pasa porque las farmacias “dispensen el principio activo de precio más bajo siguiente al que no se distribuye”.
