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Clesa ‘resucita’ en Caldas con 30 trabajadores y nuevos propietarios

La planta que perteneció a Ruiz Mateos, adquirida por Feiraco y nueve cooperativas más, volvió ayer al trabajo

El conselleiro Javier Guerra saluda a los trabajadores de Clesa, el viernes pasado, en la planta.
El conselleiro Javier Guerra saluda a los trabajadores de Clesa, el viernes pasado, en la planta. CARLOS PUGA

Tras un año de incertidumbre derivado de un difícil proceso concursal, por fin ayer la factoría Clesa de Caldas reanudó su actividad con 30 trabajadores, un 20% de la plantilla que tuvo antes de la intervención judicial. La sociedad Agrupación Cooperativa Láctea, SL, (Acolact), que integran Feiraco y otras nueve cooperativas gallegas, se hizo con el control de la fábrica que perteneció a la familia Ruíz-Mateos, especializada en la producción de yogures y postres, aunque la firma ya ha anunciado que ampliará la gama en los próximos meses. La maquinaria de producción de la factoría se ha puesto a funcionar en tiempo récord, ya que el pasado jueves se firmó la compraventa de la fábrica en una notaria de Madrid.

Fue el propio conselleiro Javier Guerra el que confirmó la operación que fue avalada y en parte financiada por el Igape desde el comienzo de las negociaciones. “Una empresa estratégica que garantiza el futuro de una gran fuente de empleo para Galicia”, aseguró el titular de Industria.

El administrador de Acolact, José Luis Antuña, reiteró ayer el compromiso de la empresa de ampliar la plantilla a un ritmo gradual que estará marcado por la marcha del negocio y el plan elaborado para la adquisición de Clesa, basado en el principio de continuidad y lanzamiento de nuevos productos. Antuña indicó que pretenden implantar modelos propios de gestión, pensando en el consumidor, y cumplir los objetivos marcados en el plan de negocio. Cuando la fábrica alcance el cien por cien de su actividad industrial, la plantilla se irá ampliando en la misma proporción.

Los dueños planean lanzar nuevos productos y ampliar la plantilla

La nueva compañía ha hecho estudios de mercado para recuperar clientela e introducir aquellos productos con mayor demanda. La nueva Clesa proyecta incluso elaborar una línea de marcas blancas. La planta de Caldas, asumida por sus nuevos dueños desde ayer por la mañana, arrancará al principio de manera “lenta”, indica Antuña, porque habrá que hacer mejoras e inversiones en innovación para añadir algunas líneas de producto. “Es un paso importante en un momento crítico para el sector lácteo que las productores, a través de las cooperativas, avancen en la cadena de valor hasta el producto final”, remachó el directivo.

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La presidenta del comité de empresa de Clesa, Lola Ramos, tuvo palabras de agradecimiento para Acolact y la Xunta, pero incidió en que queda mucho trabajo por delante. “La puerta de la esperanza está abierta después de un año muy duro y de mucha lucha”, subrayó, “al final la coherencia reinó y la verdad es que me sentí arropada y respetada por el inversor y por la Xunta, que fueron claros desde el principio con nosotros”. Ramos apuntó que hay que seguir luchando para que “el proyecto funcione y un grupo importante de compañeros pueda entrar”. El alcalde de Caldas, Juan Manuel Rey (PSOE), también era ayer un hombre feliz: “Estamos muy agradecidos en el pueblo. Esto es la certificación de un trabajo personal y político bien realizado. Ya habrá días de valoraciones más amplias”, anunció.

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