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Disparate teológico y trepidante

Francisco Asensi narra las conspiraciones vaticanas y del Opus en su ‘thriller’ policiaco ‘Sangre’

Ferran Bono
Francisco Asensi, con un ejemplar de 'Sangre'.
Francisco Asensi, con un ejemplar de 'Sangre'. MÒNICA TORRES

Francisco Asensi es una persona de aspecto pulcro, ademanes elegantes y actitud afable. Lo cual no es contradictorio con su afición por escribir historias de asesinatos, robos, intrigas policiales y vaticanas que ponen en solfa al todopoderoso Opus Dei. Pero no deja de llamar la atención. Parece más un teólogo que el autor de un trepidante thriller titulado Sangre, que acaba de publicarse en español, cinco años después de aparecer en alemán, polaco o rumano. Sabe de lo que habla y de lo que critica con gran determinación. No en vano, este escritor valenciano, representado por la prestigiosa y temida Carmen Balcells, estudió teología y fue sacerdote durante 10 años. El mismo define su novela como un “disparate teológico” que es su manera “de expresar lo absurdo” de la jerarquía eclesiástica y concluye con una cita de Borges: “La teología es la rama más excelsa de la ciencia ficción”.

De todo hay en su Sangre, una novela de corte policiaco, con ingredientes tales como el robo de la reliquia de San Pantaleón, las conspiraciones vaticanas, El Bosco, las SS nazis… Y el Opus, que Asensi no duda en tildar de “secta”, que maneja las finanzas y el poder “con secretismo y sólo para beneficio propio”. El inspector Mazeres, experto en sectas satánicas, deberá investigar una intrincada trama que arranca en el convento de la Encarnación en Madrid. “Si me decidí a escribir esta novela es porque me dio la impresión de que Dan Brown no conocía bien el Opus. En El código Da Vinci da una imagen muy estereotipada”, comenta.

El autor estudió teología y fue sacerdote durante 10 años

Está claro que el escritor y antiguo director de Colegio Mayor Universitario no comulga con la llamada obra, sobre la que gira toda la acción. Más bien todo lo contrario. Tampoco se siente muy cercano a los kikos, que “están desplazando al Opus”. “En la iglesia hay una campaña de recristianización del mundo y los kikos están más preparados, con sus misiones, sus seminarios, con su capacidad de movilizar la tropas y de llenar plazas, calles y estadios, como se demostró con Juan Pablo II. Detrás de Rouco Varela están los kikos”, apunta.

Asensí dejó la iglesia por la jerarquía, por la curia que condena “la libertad y la alegría por vivir, y no deja pensar, prefiere que estés angustiado, aprisionado”. En su opinión, la iglesia “ha traicionado el mensaje de Jesucristo”, al cual se mantiene fiel, al igual que al Concilio Vaticano II. Recuerda sus años de estudiante del seminario de Valencia, “el mejor de España entonces”, donde fue alumno de Alfons Roig — “que te enseñaba a pensar por tí mismo”— y donde se respiraba un estimulante ambiente intelectual.

Siempre compartió su vocación religiosa con la literaria. Y al cabo de los años, las letras se impusieron. Es autor de novelas como La sibila de Delfos, Sombras sobre el Vaticano, El diablo tiene nombre o El secreto de Sant’Angelo. “Uso la novela como género porque ofrece más posibilidades de creatividad que el estricto ensayo”. A pesar de haber publicado sus obras anteriores en grandes editoriales de España, su última novela sobre el Opus, Sangre, ha tenido muchos problemas para salir a la luz en español. De hecho, la ha editado finalmente el sello valenciano ADG-N Libros, especializado en ensayos, sobre todo de temática teológica o filosófica. Su editor Antonio Duato destaca, además de la documentación y el rigor de Asensi, “lo bien escrita que está”.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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