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La ponencia de paz aúna a los grupos en una base ética de ‘paz con memoria’

PNV, socialistas, populares, Ezker Anitza y los expulsados de Aralar definen los principios

La ponencia constituida para que los grupos pacten la gestión de la nueva etapa sin terrorismo alcanzó ayer sus primeros acuerdos, concretados en unos “principios compartidos para una paz con memoria”, que partidos, agentes sociales e instituciones deberían adoptar como garantía de que el pasado de violencia no se repetirá.

El principal valor de este primer pronunciamiento —la ponencia seguirá trabajando después del verano y con toda probabilidad incluso después de las siguientes elecciones, al igual que la de víctimas del terrorismo— es que aúna a los tres principales grupos de la Cámara, PNV, PSE-EE y PP, en una base ética común que asumen también el parlamentario de Ezker Anitza, Mikel Arana, y los tres expulsados de Aralar, Aintzane Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostarbe. Son 73 de los 75 miembros del Parlamento. De algún modo, la continuidad del trabajo, y el compromiso de esa inmensa mayoría, quedan blindados ante el previsible regreso de la izquierda abertzale. Previene fisuras que el distinto discurso con el que previsiblemente lleguen los radicales podría buscar, en justificación de su pasado.

Esa prevención queda clara en una de las principales afirmaciones que contiene el texto, fruto de un consenso muy trabajado entre personas tan dispares como los citados parlamentarios de Aralar o los portavoces del PP, Antón Damborenea, del PSE-EE, Mikel Unzalu, o del PNV, Joseba Egibar. “La paz y la convivencia futura requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado y de la dignidad de las víctimas” y el derecho a la vida es “siempre superior y anterior a cualquier causa o idea política o a la razón de Estado”. Los compromisos específicos para una paz con memoria son los siguientes:

» Principio de responsabilidad:determinar y reconocer la responsabilidad de cada cual en el pasado” y sus consecuencias.

» Articular una memoria colectiva no neutral y activa contra la quiebra de los derechos humanos y sus consecuencias.

» La memoria es una herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo.

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» Evitar una verdad a medias, reprimida o amnésica, por medio de un relato objetivo de los hechos.

» Asumir que todas las vulneraciones de derechos humanos ocurrieron porque grupos y personas antepusieron otros objetivos a la dignidad humana.

» Aliviar con una memoria compartida el sufrimiento de las víctimas y evitar la impunidad, como modo de construir el futuro sin anclarse en el relato de lo sucedido.

» Trabajar con la reconstrucción de lo sucedido para erradicar el miedo que aún persiste en parte de la sociedad vasca por la persecución y la amenaza.

Además, están los compromisos de garantía para no repetir el pasado, con base en esa proclama de que ninguna idea política está por encima del “absoluto ético” de los derechos humanos.

» El compromiso ético por la dignidad humana: la vida en primer lugar, es siempre superior y anterior a cualquier causa o idea política o a la razón de Estado.

» El compromiso democrático con la pluralidad de la sociedad vasca.

» El compromiso democrático con el uso de la palabra, el diálogo y la búsqueda de acuerdos, como base de un instrumento educativo, en particular para concienciar a la juventud de que ninguna diferencia, problema o conflicto se soluciona por medios violentos.

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