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Jueves de cuento en la Biblioteca Pública de Valencia

La Biblioteca Pública de Valencia propone en julio cuatro sesiones de literatura infantil El ciclo se titula ‘Cuentos a la fresca’

Imagen de la primera sesión de 'Cuentos a la fresca', el jueves pasado.
Imagen de la primera sesión de 'Cuentos a la fresca', el jueves pasado.MÒNICA TORRES

A Natalia, una niña de seis años, le encanta Gloria Fuertes. Hoy, sin embargo, ha elegido la historieta de la bruja eslava Babayaga “por el nombre”. A su lado, Andreu y su hermana María ojean Un camello en la cornisa, de Care Santos, aunque ambos reconocen al unísono que los que más les gusta “son las pelis”. Estos dos niños de cinco y “seis años y medio” son algunos de los participantes que han pasado por el ciclo Cuentos a la fresca que la Bliblioteca Pública de Valencia ha organizado para todos los jueves del mes de julio. Y son “a la fresca” porque se hacen dentro, con el aire acondicionado, y no fuera, con el sofocante ardor de media mañana.

La primera sesión, el pasado día 5, consistió en un repaso por algunos cuentos “mágicos” destinados a los más pequeños. “No tienen letra, se cantan”, explica Mar Benegas, educadora y cuentacuentos, “para que lo puedan entender y se les vaya quedando con la música”. Estos cuentos tratan de estimular la imaginación de los niños y sirven como acercamiento a la biblioteca. La madre de Andreu y María cree que es una buena iniciativa. “Así los pequeños entran en ambiente. Si les cuesta leer fuera, aquí encuentran un clima adecuado”, indica. La sesión de este jueves trataba sobre los animales. La animadora confiesa que preparar las actividades lleva mucho tiempo, “pero se disfruta y merece la pena”.

Las sesiones tienen dos partes. Una de lectura y otra para la creación libre

Entre los asistentes se encuentran varios colegios y campamentos urbanos. La escuela de teatro Totart de Valencia, por ejemplo, programa durante los meses estivales actividades fuera del local. Los jueves realizan una salida cultural y esta vez han elegido la biblioteca. Miguel, un educador social que trabaja de monitor con varios grupos de la escuela, se mueve entre las estanterías de la sección juvenil mientras trata de controlar a un grupo de unos diez chavales. Ellos también realizan sesiones de cuentacuentos en la escuela, explican, pero ir a la biblioteca les gusta más.

Mientras en los jardines de alrededor se forman círculos de alumnos, Mar Benegas recoge el material de la jornada y provee a los resistentes de las herramientas necesarias para construir “por ellos mismos” una narración. “En cada sesión hay dos partes. Una de lectura y escenificación y otra de trabajo individual en la que pintan o escriben lo que han visto”, relata la cuentacuentos. Andrea, una chica de 11 años, prefiere las visitas al Jardín Botánico, pero aquí rebusca libros de aventuras o misterio mientras sus compañeros escudriñan un ejemplar de Dónde está Wally. Andrea señala a Laura Gallegos como una de sus escritoras de referencia y presume de que “también viene durante el resto del año” para leer o hacer los deberes.

Las próximas sesiones tratarán el tema de la discriminación sexual. Bajo el título de ¿Qué les pasa a las princesas? y con la ayuda de la serie de cuentos de Adela Turín, Benegas cambiará los roles de las historias para alterar la concepción enrocada que existe entre el género masculino y femenino. Por último, el espacio dedicará una mañana al humor. Con los Cuentos en verso para niños perversos del galés Roald Dahl, esta cuentacuentos pretende ejercitar  “a lo bestia” la creación de los niños y alcanzar situaciones disparatadas como, por ejemplo, que en una biblioteca se dejen de contar cuentos.

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