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Suelta de dos águilas en el parque de O Xurés, herido por los fuegos de invierno

La liberación de las aves pretende recuperar en ese espacio natural especies en peligro

Una de las águilas que soltó ayer la Xunta en el parque de O Xurés, en Ourense.
Una de las águilas que soltó ayer la Xunta en el parque de O Xurés, en Ourense.

Querían un plan y ya tienen tres águilas. Comuneros y vecinos del Xurés, que hace tres meses alzaron la voz contra la falta de apoyo institucional frente al fuego, podrán ahora alzar la vista para observar el vuelo de Invernadeiro y Lastra sobre una reserva de verde y carbón. Esta pareja de crías de águila real hace compañía desde ayer a Camba, otra rapaz que llegó al parque natural el mes pasado. Ambas llevan el nombre de los otros dos espacios protegidos de Ourense e imprimen la huella de la Xunta sobre una sierra que le recrimina su abandono.

Con la suelta de las aves, el director general de Conservación da Natureza, Ricardo García-Borregón, y el delegado territorial de la Xunta en la provincia, Rogelio Martínez, protagonizaron un simbólico acto que quiso ratificar el “compromiso” de la Xunta con la recuperación de especies en peligro. El Xurés fue el escenario pero, de nuevo, no fue protagonista.

En otoño 2.000 hectáreas sucumbieron al fuego

En marzo, las llamas avivaron indignación y promesas políticas en las Fragas do Eume. Mientras, en el Xurés se calcinaban 300 hectáreas de un terreno que aún olía a las 2.000 que sucumbieron en otoño. Pero a ellos nadie vino a visitarlos. Ni entonces ni más tarde. Solo el riguroso luto de Andina, una octogenaria que en su rostro abatido dibujó las cicatrices de un paraíso esquilmado, supo atraer miradas sobre una tierra que languidece al calor del fuego y la desidia administrativa. La Xunta quiso encubrir el desastre ecológico al no especificar en sus comunicaciones sobre los incendios que también afectaban al parque natural. A finales de 2011, cuando aún relumbraban los rescoldos de aquellas 2.000 hectáreas, Samuel Juárez, al frente de la Consellería de Medio Rural, quiso paliar con un millón de euros las heridas del espacio protegido. Pero el dinero se escurrió entre estudios sobre naturaleza y planes turísticos y cinegéticos. Cuando Juárez se fue a la Delegación de Gobierno, el plan de protección se hizo cenizas.

Al menos, mientras los comuneros cruzan los dedos para que las llamas no se acuerden del Xurés, la población de águilas reales crece paulatina. Desde 2001, suman 21 los ejemplares de aves rapaces que han echado a volar en la sierra. Invernadeiro y Lastra migrarán en 90 días y volverán a la sierra ourensana en dos años. Quién sabe si la reconocerán.

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