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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Yo tampoco le firmaría a Orengo

Fue una ocurrencia, el pretender cesar a todos los asesores “vencidos” de la Diputación de Valencia, como Toni Gaspar, para sustituirlos por otros “vencedores”

En los 24 años que llevo militando en el PSPV-PSOE jamás he utilizado una tribuna pública para hablar de cuestiones internas de mi partido. Con la que está cayendo y con lo que estamos sufriendo los valencianos por la nefasta gestión del PP en nuestra tierra desde hace más de 17 años, hay suficiente trabajo que hacer y a eso me he dedicado los últimos años desde mi condición de diputada autonómica.

Sin embargo, siempre hay una primera vez y, en este caso, es necesario porque, de lo contrario, el silencio sería renunciar a que la cultura del diálogo y el entendimiento sea lo que presida las actuaciones entre compañeros y no la imposición entre lo que algunos denominan vencedores y los vencidos.

Por eso escribo hoy aquí porque, como dice Toni Gaspar, hasta que no arreglemos nuestra casa no podremos salir fuera a arreglar la de los demás. La teoría de los vencedores, lo explicaba hace poco un alto dirigente de mi partido, consiste en aceptar que “quien gana manda” y bajo esos argumentos se explican las decisiones tomadas por la Ejecutiva Nacional.

Reconozco que cuando lo oí no pude dejar de recordar a Zaplana que utilizaba el famoso “el que paga manda” para enmudecer a toda la sociedad, medios de comunicación o universidades incluidas.

Utilizaba para ello el dinero que todos los ciudadanos habían puesto en sus manos, no para que “mandara” él y su partido, sino para que los gestionara de la forma más beneficiosa para el conjunto de los valencianos.

No solo no ha habido diálogo,
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El PSPV-PSOE ha concluido sus procesos congresuales, Ximo Puig y José Luis Ábalos son los secretarios generales, tanto de país como de la provincia de Valencia. Son mis secretarios generales y no tengo más que respeto y lealtad hacia ellos.

Ahora bien, mi respeto y lealtad no incluye tener que aceptar que ellos y el resto de miembros de sus ejecutivas estén para “mandar” y el conjunto de los militantes del PSPV-PSOE para acatar diligentemente todas y cada una de sus ocurrencias sean cuales sean estas. Ese no es, eso no ha sido nunca el partido en el que yo milito.

Porque sí, creo que fue una ocurrencia, el pretender cesar a todos los asesores “vencidos” de la Diputación de Valencia para sustituirlos por otros “vencedores”. Y sí, creo que fue una ocurrencia, tomar como una afrenta política la decisión del compañero Toni Gaspar de presentarse como candidato al congreso provincial porque los “vencedores” ya habían decidido otro nombre.

Y sí, creo que fue una ocurrencia, hacer votar a mano alzada a la ejecutiva la propuesta de renovar la portavocía de la Diputación de Valencia, con el único objetivo de demostrar algo tan evidente como que la gran mayoría de los 69 miembros de la ejecutiva nacional todavía se sienten todos “vencedores”. Y sí, creo que fue una ocurrencia citar a los diputados provinciales en la sede de Blanquerías para hacer efectiva la orden del cambio de portavoz y no en la institución que representan.

Sin embargo, no creo que fuera una ocurrencia no permitir que se votara otra propuesta de dirección como querían algunos diputados, porque en este caso el secretario de organización estuvo rápido y fue consciente que si se votaban las dos propuestas, algo que nuestros estatutos permiten, la propuesta de la ejecutiva se hubiera quedado en minoría.

Ese es el problema y esa es la ocurrencia, cómo es posible que la Ejecutiva Nacional apruebe un equipo de dirección para un grupo de diputados sabiendo, como sabían, que la mayoría de esos diputados no lo iban a aceptar. Cómo es posible que en ningún momento se haya dialogado y buscado el punto de acuerdo necesario para evitar este escándalo.

No solo no ha habido diálogo, las amenazas no han faltado desde el primer día y ahora se anuncia expediente de expulsión para un alcalde que ha ganado tres mayorías absolutas consecutivas en su pueblo.

No reconozco en estas formas a mi partido, esto no se parece en nada al “socialismo afectivo” que tantas veces he oído teorizar a quien considero amigo Ximo Puig. Por eso, y desde la confianza de haber compartido muchas horas juntos, me permito reivindicarle a mi secretario general que ponga trellat en el seno de su ejecutiva, que explique a algunos que expulsando a los que no coinciden no se hace más fuerte al PSPV, sino al contrario, el mensaje que se envía a la sociedad es muy claro: si estos hacen eso entre ellos, qué nos harían a nosotros Por todo esto, yo declaro aquí públicamente que yo tampoco habría firmado a Orengo como portavoz si hubiera sido diputada provincial. Dejo escrito este pecado de pensamiento, que no de obra, convencida que la libertad de expresión es un derecho constitucional que atañe también, obviamente, a los afiliados al PSPV-PSOE y con la esperanza de que este destarifo se solucione con el diálogo y respeto que nunca debió perderse.

Cristina Moreno es diputada autonómica y miembro del Comité Nacional del PSPV.

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