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crítica | POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos formas de candidez

Jero Romero y Russian Red atraen a 1.200 personas en el Circo Price

Jero Romero y Lourdes Hernández (Russian Red) en el Circo Price
Jero Romero y Lourdes Hernández (Russian Red) en el Circo PriceÁLVARO GARCÍA

Un tándem inesperado, pero de extraña complementariedad. El rockero en inglés que retoma el castellano en formato bucólico frente a la cantautora sosegada que reincide con la lengua de Shakespeare; el artista consolidado que se torna independiente y recurre a la microfinanciación, en contraste con la recién llegada que, tras un estreno humilde, recala en una multinacional. Jero Romero y Lourdes Hernández (Russian Red) se gustan y entienden en las dos canciones que comparten sobre el escenario del Circo Price, aunque no está claro qué porcentaje de los 1.200 espectadores era compartido. En realidad, ni siquiera sabemos a cuántos seguidores de Sunday Drivers seducirá el estreno solista de su cantante, porque el giro es radical. Y desconcertante.

Romero ha pasado del rock con pedigrí y órgano Hammond a un folk de camisa estampada y tan saltarín que los aspavientos de la banda terminan resultando más cómicos que entrañables. La candidez del nuevo repertorio es tan exacerbada que los cinco músicos se pasan el concierto flexionando las rodillas y balanceándose como si fueran personajes de Barrio Sésamo. Y lo que podría pasar por hippy ’termina haciéndose cargante: Jero se ha convertido en el Jack Johnson de Toledo, con la sobredosis de buenrollismo que ello conlleva.

La propuesta de nuestro hirsuto protagonista sorprende a la primera (Señor gigante) e incluso seduce a la segunda (Haciendo eses), pero a la tercera (Las leves) surgen las primeras sospechas de redundancia. Con Reloj de sol ya empezamos a desesperarnos: todo es tan simple, breve y leve que raya con la nadería. Ya lo decía yo entretiene (sin pasarse) como el primer dúo con Lourdes, pero para entonces aún nos quedan por delante nueve temas con más de lo mismo. Que van de lo notable (Pensaba) a lo mediocre (Nadie te ha tocado), lo extemporáneo (No hay parece una canción regulera de Juan Pardo para Los Brincos) y lo irritante: Correcto podría servir de himno para acompañar con palmas en un campamento juvenil. Tampoco ayuda la voz de Romero, nasal y plana; templada, pero muy monótona.

Por su lado, Lourdes sigue sacándole provecho a un tipo de sensualidad más cadenciosa, como de colegiala que alborota sin saberlo al vecindario cada vez que acude a visitar a su abuelita. El arquetipo se acentuaba ayer con ese vestido coronado por dos corazones, pero más allá de las apariencias late el bien sólido cancionero de Fuerteventura’ su segundo disco. Un repertorio melancólico, tierno y sentido, que resiste incluso con el formato de trío, mucho más exiguo que cuando se presentó, allá por invierno, en el Teatro Coliseum.

Abre boca Russian Red con la tormentosa The memory is cruel, llamada a una próxima popularidad añadida como tema central en la nueva película de Santiago Tabernero, Presentimientos. Hay otros títulos perfectos (Conquer the world, Every day every night) para chicos lánguidos, como los propios integrantes de la banda. Pero también ese radiante monumento al optimismo que lleva por título The sun the trees, una de las mejores canciones españolas de 2011. Al final, Fuerteventura sirvió para que Hernández y Romero volvieran a reunirse en el centro del escenario y corroborasen la sensación de que la segunda parte de la velada superó con creces a la primera.

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