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EMAKUNDE

La fortaleza que Euskadi no siente

Las inmigrantes aportan 82 millones más a Euskadi en tributos de lo que reciben en ayudas sociales y desempleo

María Silvestre y José Antonio Oleaga, en Vitoria.
María Silvestre y José Antonio Oleaga, en Vitoria.

Las vemos atendiendo en tiendas y bares, arrancando una sonrisa a nuestros mayores cuya silla de ruedas empujan sin resoplidos y consuelan a nuestros pequeños cuando se caen en el parque antes de que sus progenitores regresen del trabajo. Las mujeres extranjeras contribuyen a Euskadi, en términos económicos, más de lo que la comunidad les aporta a ellas, una aportación que se suma a otras que no se pueden contar, pero la percepción de los autóctonos es diametralmente distinta. Ante los falsos estereotipos, el Instituto vasco de la Mujer ha querido responder a ellos con datos y unas cuantas reflexiones.

Emakunde ha presentado en Vitoria un estudio realizado por investigadores sobre las mujeres inmigrantes en Euskadi —más de 70.200, la mayoría latinoamericanas— la primera parte de un trabajo más extenso que se completará con otros dos informes. El resultado es que, pese a que no se reconoce su esfuerzo ni su aportación a la comunidad, su papel es indispensable para el avance de la sociedad vasca.

¿Qué pasaría si ellas no estuvieran? “Euskadi habría perdido población, menos mujeres autóctonas se hubiesen incorporado al mercado laboral, hubiesen aumentado los problemas en las familias, las Diputaciones hubiesen tenido que aumentar las plazas de las residencias...”, enumeró uno de los autores del estudio, José Antonio Oleaga, a preguntas de los medios. Los expertos que participaron en la presentación coincidieron en que la incorporación de las mujeres autóctonas al mercado de trabajo se está dando en parte gracias al apoyo de las mujeres extranjeras, que cuidan de su familia y realizan las tareas del hogar, y no por una verdadera compaginación de tareas entre mujeres y hombres.

Su tasa de ocupación es el doble que el de las autóctonas

La responsable de Emakunde, María Silvestre, explicó que en este primer estudio se cuantifica que las extranjeras realizan unas aportaciones fiscales de 224,1 millones de euros, “muy superiores” a los ingresos que tienen por otras razones, como las ayudas sociales o las prestaciones por desempleo, 142,3 millones. En definitiva, las extranjeras aportaron 82 millones de euros más en 2010. Esta cifra, contribuye a “eliminar esos falsos estereotipos”, según Silvestre.

Su tasa de ocupación es el doble al de las mujeres autóctonas, y “generan, al menos el 1,7% de la renta que se genera en la economía vasca”, añadió la directora de Emakunde. De todas ellas, 39.000 están ocupadas —30.900 cotizando en la Seguridad Social y otras 8.094 trabajan en la economía sumergida, un fenómeno que se atribuye en gran medida a los sectores en los que trabajan estas mujeres—.

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El director de Inmigración del Gobierno vasco, Miguel González, reseñó problemas como la “invisibilidad” de este colectivo y su sobrecualificación para las tareas que realiza. Asimismo, destacó que “a la discriminación propia por su condición femenina se añade la discriminación por ser inmigrante”. “¿Qué ocurrirá si las próximas generaciones de mujeres inmigrantes tienen movilidad social y ya no quieren cuidar mayores o niños y realizar las labores de casa?”.

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