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La matrícula subirá en tres años hasta un 90% en materias suspensas

Los precios se congelan para los que cursen por primera vez una asignatura

Matricularse por segunda vez en una asignatura universitaria le costará al alumno, en el curso que empieza en septiembre, 1,05 euros más por crédito (las titulaciones adaptadas al Espacio Europeo Común tienen seis) si la materia pertenece al ámbito de las ciencias de la salud, ingenierías y arquitectura, y 0,74 euros en carreras de humanidades o ciencias sociales. Este es el incremento más inmediato para los alumnos que repitan una asignatura en el próximo año académico, pero no será el único: hasta el curso 2014-2015, las segundas, terceras y cuartas matrículas subirán un 20%, un 66% y un 90% con respecto a las actuales. La Xunta aplicará un incremento gradual de un tercio sobre estos porcentajes en cada curso hasta alcanzar, dentro de tres años, los topes previstos.

La primera matrícula queda congelada en 13,93 euros por crédito experimental (las ciencias e ingenierías) y en 9,85 del no experimental, aplicable a las humanidades. También se queda como está la matrícula en másteres habilitantes, como el docente o el de abogacía; el resto sube de media un 6%.

 El nuevo catálogo de precios públicos, que entró como borrador en el Consello Galego de Universidades celebrado ayer en la Cidade da Cultura y salió aprobado por mayoría —con dos abstenciones y un voto en contra—, es consecuencia del decreto del 30 de abril que obliga a las universidades a exigir a los alumnos un mayor esfuerzo económico en la financiación de sus estudios. Desde que se conocieron los pormenores de la norma, que obliga al alumno a sufragar, como mínimo, el 15% del coste del curso, tanto el conselleiro de Cultura e Educación, Jesús Vázquez, como los rectores de las tres universidades gallegas criticaron duramente la medida, tachándola de recaudatoria y confusa. Ayer, aunque el tono a la salida del Consello fue de triunfo — “Galicia será una de las comunidades con las tasas más bajas dentro del Estado”, se felicitó Vázquez— volvieron a repetirse las quejas de los responsables de las universidades. “Que quede claro que el decreto es puramente recaudatorio. El propio ministro declaró que el objetivo de ese decreto, al que nos opusimos radicalmente, era recaudar dinero para reducir el déficit del Estado y de las comunidades autónomas y aumentar horas de dedicación del profesorado para poder reducir las plantillas. Eso que quede claro”, reprochó Xosé Luís Armesto, el rector de la Universidade de A Coruña.

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Pero aunque se congelan lasas tasas en primera matrícula, que representan, según Armesto, el 80% del total, — el curso pasado sí sufrieron una subida del 3,6%, equivalente al IPC— la penalización en las sucesivas duplica los precios que actualmente estaban pagando los alumnos repetidores. El curso pasado, el estudiante matriculado por segunda vez en una materia pagaba un 15% más, el que hacía el tercer intento, un 35%, y el que llegaba a la cuarta o la sobrepasaba, un 50%. Los 20,91 euros por crédito experimental sufragados en la cuarta matrícula el último año académico serán en el nuevo 27,11; 33,11 dentro de dos y 39,79 en 2014. Sin embargo, los tres rectores descartan que esta subida, la más drástica de las aprobadas, sea dramática para las familias porque afectará, auguran, a un número muy reducido de alumnos, un 5% de los que se matriculan cada curso. Los rectores admiten la presión a la que serán sometidos estos estudiantes, pero echan por delante la progresividad del incremento que, en todo caso, apunta Juan Casares Long, el rector compostelano, permitirá a los alumnos “limpiar las asignaturas que van quedando antes de aumente más el coste”.

“Fue imposible evitar el efecto perverso en disciplinas repetidas”

El discurso optimista de los rectores, que ven en la congelación de las tasas de primera matrícula el mayor triunfo de sus negociaciones con la Xunta, se vuelve crítico cuando explican por qué aumenta tanto el precio que pagarán los repetidores. “Donde realmente salta es cuando alguien repite muchas veces una materia”, reconoce Salustiano Mato, rector de la Universidade de Vigo, aunque también puntualiza que “llegar a la cuarta matrícula supone suspender antes ocho exámenes de esa asignatura”. A pesar del matiz, el brutal incremento no gusta a ninguno de los tres rectores, que aspiraban a librarse de la imposición del Ministerio. “Aunque pedimos moratorias para las sucesivas matriculas...”, lamenta Mato, “el ministerio de Hacienda no da tregua”, remata su homólogo en Santiago, Juan Casares Long. “Fue el margen de maniobra que tuvimos. No fuimos capaces de evitar el efecto perverso que tiene el decreto del 30 de abril en las segundas, terceras y cuartas matrículas”, admite Armesto. Los tres rectores alabaron el diálogo mantenido con la Consellería durante estos meses de negociaciones.

Ese incremento mínimo, más que por la penalización, que sí es importante a partir de la segunda matrícula, se refiere a la horquilla impuesta por el ministerio de José Ignacio Wert, que las universidades gallegas aplicarán en su límite inferior. El decreto del 30 de abril habla de aportaciones del alumno, muy difíciles de abordar porque las universidades no conocen qué parte del coste total del curso sufragan los estudiantes con sus matrículas. Un curso cuesta más o menos dinero en función de aspectos tan dispares como la cantidad de créditos prácticos o las dimensiones de los centros en los que se imparten los estudios, que se traduce en gastos distintos de electricidad o limpieza. Los créditos experimentales son más caros: un estudiante de Medicina pagará dentro de tres cursos 115,8 euros por repetir una vez una materia de seis créditos, frente a los 81,62 que se le exigirán a uno del grado de Lingua e Literatura Galega. Matricularse por cuarta vez en una asignatura de Ingeniería Química o Arquitectura —dos de esas titulaciones en las que es frecuente arrastrar alguna materia durante varios cursos— costará 239 euros, cuando hasta este año, en una situación similar, el alumno pagaba 121.

A pesar del encarecimiento evidente, Casares Long insiste en que la subida de precios “no va a tener consecuencias en las finanzas de las universidades”. El rector sugiere, además, que “la atención más personalizada” del sistema de grados permite “resultados académicos más favorables que hacen disminuir las terceras y cuartas matrículas”.

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