_
_
_
_
_
crítica | danza
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿Una nueva coréutica?

'Moving point' de Gabriel Barrenengoa acentúa su proceso hacia la danza-danza

Como en todo laboratorio, algunos experimentos conducen a un callejón sin salida, mientras en otros se avizora futuro, en este caso, el descubrimiento del talento coréutico. En las dos sesiones en el Teatro de La Zarzuela, hasta ayer, algunos miembros de la Compañía Nacional de Danza, a veces con ironía, otras con devoto regreso al lenguaje balletístico, y aún otros en la exploración transversal que ofrece el teatro contemporáneo, hicieron sus mezclas; en este último segmento se inscribe Fernando Carrión intuitivamente en “con todo eso, no obstante”, mientras Jean Philippe Dury cree en la acumulación: falta esa tijera de oro que decía Balanchine debía llevar todo coreógrafo al cuello.

En Islas de Doron Peck hay una convincente seriedad detrás del humor rupturista y de su aparente desencuadernado del fraseo; lo dice su poema en el programa de mano, y viene enseguida a cuento esa obra maestra que es Las islas de Hilde Dolittle (“¿Qué son para mí las islas si te he perdido?”).

Por otra vía Moving point de Gabriel Barrenengoa acentúa su proceso hacia la danza-danza, es decir, el ballet riguroso, sobre una música espléndida de Jezabel Martínez que ella misma toca en directo al violín sobre un minus one dramático y rítmico; la coreografía se apega en exceso a la referencia estilística de Forsythe, a su estructuración y puntos de orientación planimétrica, pero hay un trabajo consciente, como sucede con Nandita Shankardass y su propuesta Jaane ajnabee, lo mejor de la velada, un paso a dos sentido y agudo en que la artista además ofrece un baile depurado y de bella línea. Puede que no encontremos un argumento, pero sí una elevada idea de trascendencia y honestidad. La disciplina del conjunto hace aguas, y eso es responsabilidad de la dirección. Desde un imprudente bigotillo negro hasta barbas muy a la moda: los bailarines van como les da la gana y eso en ninguna compañía profesional respetable debe permitirse.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_