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el perfil
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El adiós de Bartolo

El alcalde Alcalá, un político personal, populista y supersticioso, anuncia su marcha tras 12 años

Bartolomé González.
Bartolomé González.SCIAMMARELLA

Bartolomé González, Bartolo, abandona la alcaldía de Alcalá de Henares. Populista, popular, con tendencia a ir por libre, ya anunció su despedida antes de las elecciones municipales de mayo de 2011. Pero después se desdijo. La explicación oficial fue que aún le quedaban “planes para la ciudad”. Le obligaron desde su partido. Ahora ya no le quedan planes para la ciudad. Las razones del adiós argüidas públicamente el pasado miércoles es que quiere dedicarse más a su familia. Está casado y tiene dos hijos adolescentes. Otras voces, incluso dentro de su propia formación política, hablan de una deuda creciente en unas cuentas poco claras y de mucho cansancio. “Está anímicamente agotado. Se le nota en el físico. Ya no va a un montón de cosas en las que era inpensable que no estuviera antes”, desliza una fuente del Ayuntamiento complutense.

Pero Bartolo no se queda sin ocupaciones. Es diputado autonómico y vicesecretario de Comunicación y Acción Social del Comité de Dirección del PP. Y a ello, dice, se dedicará. De hecho ha subrayado en varias ocasiones que había pedido a su partido abandonar el bastón de mando municipal hacía mucho tiempo, pero que le habían pedido que se mantuviese por ser el mejor cartel electoral. González perdió la mayoría absoluta en los últimos comicios. “Se acabó el icono del bartolismo”, analizan desde la oposición.

Bartolomé González se va, pero seguirá “trabajando” en la sombra junto a el vicepresidente Ignacio González, en diseñar el mapa del postaguirrismo. Una vez Ignacio González ganó su particular duelo de delfinato con Francisco Granados, es el hombre que pilotará el futuro del PP madrileño. Y junto a él, estará el otro González, Bartolo. Su idea, según explican fuentes cercanas, es estar tres años fuera de los focos, trabajando en la sombra, para emerger en un escenario mejor y dar su gran salto político.

La sombra del regreso

Bartolomé González es un animal político que nunca se ha dedicado a otra cosa y del que nadie cree que realmente vaya a dejar el gremio.

Es diputado autonómico y vicesecretario de Comunicación y Acción Social del Comité de Dirección del PP. Muy cercano a Ignacio González, su idea, según explican fuentes cercanas, es estar tres años fuera de los focos para regresar en la construcción del posaguirrismo.

Los adversarios políticos del exalcalde lo califican como un hombre sin ideología, pero con astucia política. Un hombre capaz de establecer una comunicación con los vecinos sin que las siglas del partido intermedien en la relación. Así, González ha recorrido palmo a palmo su ciudad natal, acodándose en los bares, los parques y los mercados. También atravesando la localidad en un vistoso autobús con el cartelón de "Bartolo" en un lateral. González ha llegado en ocasiones a discrepar de algunas de las decisiones del gobierno regional y ha antepuesto su imagen ante los vecinos.

“Es una persona que se ha esforzado mucho y ha hecho cosas buenas para la ciudad, pero sobre todo en sus primeros años de mandato”, concede su principal adversario político, Javier Rodríguez, líder de los socialistas en Alcalá. “Ha dado la cara por los vecinos, pero la lástima es que en esta última etapa ha sido un vodevil en el que han aflorado un montón de problemas, incluida una deuda de más de 230 millones”.

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Bartolomé González, nacido en 1968 en Alcalá, es un político al que no le gusta teorizar sobre política. Su librero de referencia, Javier, tiene prohibido hacerle recomendaciones que tengan que ver con su actividad profesional. Prefiere evadirse con novelas históricas o policiacas, como las de Camilla Lackberg. A razón de dos libros semanales que va leyendo en los trayectos en coche y las horas muertas entre las aceras y los despachos. “La política la vive todo el día, no necesita leer sobre ella”, puntualiza una de sus colaboradoras más estrechas.

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Y es que Bartolomé González nunca se ha dedicado a otra cosa que a la política. Esa fue su escuela. Después de asistir a la escuela pública Daopiz y Velarde, se matrículo en la Facultad de Ciencias Económicas, pero nunca obtuvo la licenciatura. González proviene de una familia muy humilde que ya no lo era tanto cuando él alcanzó la juventud. Sus padres llegaron como inmigrantes a Alcalá en los años cincuenta. Una vez allí, obtuvieron la concesión del bar del parque municipal más grande de la localidad. Después invirtieron en máquinas tragaperras y crearon los Recreativos Nevado. Una empresa que les dio “bastante dinero”, según un vecino del municipio conocedor de la familia.

El antiguo edil de Alcalá ha estado 12 años al frente de la ciudad. Empezó a militar en el PP casi en la adolescencia y también ha ocupado puestos de responsabilidad en Nuevas Generaciones de Madrid. Ha sido un hombre con suerte. Una fortuna que ha buscado sorteando las cosas que dan mal fario. Muy supersticioso, no tiene actos importantes ligados al número 13 ni el amarillo es un color que predomine en la alcaldía de la ciudad. De trato muy cercano, afable, es duro con sus colaboradores. “Es muy exigente consigo mismo y traslada esa exigencia a los demás”, dicen.

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