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‘Senyoreta Júlia’ con perfume ‘noir’

Cristina Genebat y Julio Manrique interpretan una moderna versión inglesa del clásico

Jacinto Antón
Cristina Genebat y Julio Manrique, en Senyoreta Júlia.
Cristina Genebat y Julio Manrique, en Senyoreta Júlia.DAVID RUANO

La Senyoreta Júlia llega de la mano de Julio, Manrique para más señas. El próximo miércoles, 4 de... julio, el teatro Romea de Barcelona, que dirige Manrique, estrena, en el marco del festival Grec y como cierre de su temporada, una interesantísima versión de la obra clásica de August Strindberg en la que el personaje del título lo interpreta Cristina Genebat y el propio Manrique el de su criado y amante. El tercer personaje del reparto, la novia del sirviente, criada ella también, lo encarna Mireia Aixalà. La relectura de la pieza de 1888 del dramaturgo sueco es del autor británico Patrick Marber (Londres, 1964), que ha actualizado la trama situándola en la Inglaterra de la victoria laborista de 1945, tras la II Guerra Mundial, que apeó del poder a Churchill. El montaje del Romea lo ha dirigido Josep Maria Mestres.

Ayer, al presentar el espectáculo, el director recalcó “la atmósfera de noir, el perfume de cine negro, con rubia guapa incluida”, que Marber ha imprimido a la obra de Strindberg. El propio Mestres no era ayer, precisamente, ajeno al cine de suspense, pues hoy está previsto que se dé a conocer si será el nuevo director del Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Julio Manrique destacó la amistad que le une con Mestres de cuyo apellido hizo una categoría: “Ha sido mi maestro en el teatro, con él empecé”. Subrayó Manrique las relaciones personales que se dan en esta producción (Cristina Genebat es su mujer) y proporcionan, consideró, “un plus humano”. Apuntó que todos se lo han pasado muy bien: “Es una historia que nos gusta y nos pone mucho”.

Un beso en la piscina

J.A.

¡Hay que ver cómo arranca este Grec en los teatros privados de la ciudad! Si en el Romea se presenta una tórrida versión de La señorita Julia y en el Poliorama recalará Dubte, una historia sobre un sacerdote acusado de pederastia, la Sala Beckett estrena el martes una obra de Josep Maria Miró, El principi d’Arquímedes, que él mismo dirige, sobre las sospechas que provoca el que una niña explique que ha visto al monitor de natación besar a un niño. Más allá del tema de la pedofilia, la obra, que transcurre en una piscina municipal, examina los mecanismos seudofascistas de seguridad de una sociedad que opta por sancionar la ternura para conjurar sus miedos.

Para Manrique, la versión de Marber tiene una “conexión potente” con los tiempos actuales. “Algo se movía entonces, con la victoria de los laboristas, igual que algo pide moverse ahora”. Además, “está la pasta, y cuando aparece es el tema protagonista”. Para Manrique, que Julia y su criado, aquí el chófer John, escapen juntos es una imposibilidad, como prueba la reacción pavloviana de él al oír la campana cuando lo reclama el amo, el padre de la señorita.

Para Mestres, efectivamente esta Senyoreta Júlia con laboristas “resuena mucho” ahora. “Es una Inglaterra triste y deprimida en la que, sin embargo, se abren nuevos horizontes”. En la versión de Marber (y en el espectáculo), no deja de estar la lucha de sexos del original, pero se destaca más la lucha de clases. El autor británico, añade Mestres, muestra además una simpatía por la señorita Julia que obviamente no sentía el misógino Strindberg, que la detestaba; “la interpretaba su mujer y por ello aún la detestaba más”.

Strindberg, que era hijo de una sirvienta, se casó con una aristócrata y actriz, Siri von Essen. No es difícil ver paralelismos, por tanto. El director vaticinó que Cristina Genebat va a sorprender con su interpretación: “Va va ser un pelotazo, vais a flipar”. La actriz dijo que siente algo de miedo al interpretar un papel que el autor, Strindberg, “escribió para hundir a la actriz que lo hacía”. Pero en la relectura de Marber, señaló, la obra ha perdido misoginia y Julia es, considera Genebat, “una muñeca rota, frágil, herida, que necesita que la cuiden”. Destacó, no obstante, que en la pieza “la pulsión sexual es muy fuerte”

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En el siempre espinoso y difícil tema de la muerte del pajarito de Julia, que esta quiere llevarse consigo al fugarse y al que el criado corta el cuello, ¡chass!, en escena, Mestres destacó que en este caso es un canario llamado Serena y no se lo maltrata en absoluto “¡Dios nos libre!”. En realidad se lo escamotea. Y muy hábilmente: la escena ha sido preparada por un verdadero mago, ¡Hausson!

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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