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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Holanda del Sur, Macao del Norte

Entre las soluciones disparatadas contra la crisis aparecen la amnistía fiscal, la desgravación por compra de vivienda y Eurovegas

Francesc Valls

Las medidas de algunos Gobiernos ante la crisis dibujan tantas incertidumbres como las que tiene Paolo Gabriele, mayordomo del Benedicto XVI, que lleva un mes detenido e incomunicado en las celdas de la Guardia Suiza por supuesto espionaje. Y es que desconocer en qué lugar se saldrá del túnel y cuándo acabará el bache puede llevar a tomar decisiones erráticas, justificando que se acorta el trayecto hacia la superficie. La apuesta del Gobierno catalán por Eurovegas es uno de esos atajos con los que pretende recortar las cifras de paro en Cataluña.

El todo vale para salir de la crisis ha sustituido a la anterior doctrina del Gobierno catalán, según la cual la austeridad nos brindaba una excelente oportunidad para encauzar por buen camino el modelo de crecimiento económico. Algunas decisiones devuelven a la ciudadanía a la dura realidad de que se actúa con políticas a corto plazo y de dudoso interés general. En el cajón de soluciones disparatadas con las que se pretende combatir la crisis aparecen la amnistía fiscal, generosa e indulgente con los evasores; la desgravación por compra de vivienda, en respaldo de la política del ladrillo; los complejos de casinos, acercando el mundo y el submundo del dinero fácil. Y todo mientras las tijeras de los recortes tocan la espina dorsal del Estado de bienestar.

En este contexto, Cataluña compite en bordear la legalidad con la Comunidad de Madrid con objeto de atraer la inversión de un gran complejo de juego. A la espera de conocer las condiciones definitivas, la compañía de Adelson sugiere una serie de medidas que vulneran abiertamente la legalidad aquí y ahora: dos años de exención de cuotas a la Seguridad Social; devolución mensual del IVA; cambio en la ley de prevención del blanqueo de capitales; acceso al complejo a menores de edad, personas incapacitadas legalmente y ludópatas; libertad para fumar en todo el recinto… El Gobierno de Mas afirma que las condiciones de la oferta han cambiado y ya se ajustan a derecho. Animado por ello, el presidente de la Generalitat ha aprovechado su gira por la costa este de Estados Unidos para reafirmar el nuevo paradigma catalán, en el que I+D y casinos son más que compatibles. Parece, en consecuencia, que no sería contradictorio que Cataluña fuese a un tiempo la Holanda del Sur y el Macao del Norte.

En el viaje del presidente de la Generalitat a Massachusetts, que tiene en la investigación —con el MIT y la Universidad de Harvard— su seña de identidad, Mas ha marcado distancias entre Cataluña (la Holanda del Sur, ha dicho) y España. El imaginario colectivo del catalán ahorrador y trabajador, con la mochila a cuestas del déficit fiscal, ha ajustado cuentas con el español derrochador, rentista y siestero. Cataluña no es Bankia, ha dicho Mas, mientras exhibía credenciales de investigación biotecnológica. Y esa voluntad de ser la Holanda del Sur la ha hecho casar el president con la de convertirnos en el Macao del Norte. Se trata de traer la fiesta a casa de la mano de Las Vegas Sands Corporation. Trasnochar en la ruleta ya es compatible con la idiosincrasia madrugadora, una ecuación que puede resultar letal para el virtuoso del catalán-calvinista.

Eurovegas tiene difícil justificación. Arquitectos y urbanistas se han manifestado en contra del proyecto “hasta donde conocen” y alguien con autoridad debería explicar claramente qué es lo que pretende hacer Adelson en ese terreno de uso agrícola de más de 800 hectáreas que se extiende entre Viladecans y Sant Boi de Llobregat. El secretismo negociador es tal que solo se conocen los detalles iniciales: la gran avenida flanqueada por una docena de rascacielos con 36.000 habitaciones, 18.000 máquinas tragaperras y 1.065 mesas de apuestas distribuidas entre seis casinos. Todo ello arroja unos 16.000 puestos de trabajo directos, a los que habrá que sumar los indirectos, pues las plantillas de jueces y policías deberán incrementarse exponencialmente para mantener el orden.

La situación económica de Cataluña es grave. El presupuesto de la Dirección General de Investigación se ha recortado en dos años el 12%. Es cierto que el tijeretazo catalán es menor que el dado por el Gobierno central, pero Cataluña está más cerca de España que de Massachusetts: la investigación supone el 1,63% del PIB (el 1,39% del PIB en el conjunto de España), mientras que en el Estado norteamericano es del 5,5%. El camino emprendido hace prever que nos pareceremos mucho antes a Macao que a Holanda.

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Mañana una delegación de Las Vegas Sands Corporation se reunirá con la Generalitat para intentar cerrar el acuerdo. La creación de puestos de trabajo a cualquier precio no puede ser el único norte del Gobierno catalán, no sea que lamentemos en el futuro haber sido condenadamente miopes y descubramos que la burbuja inmobiliaria se ha reencarnado en una mesa de juego.

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