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Todos hasta el gorro de todos

El presidente del Parlamento traslada al Defensor del Pueblo el malestar de los grupos políticos por la bronca de Chamizo a las “peleítas” de los partidos

Lourdes Lucio
El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, en un acto en el Parlamento en marzo pasado.
El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, en un acto en el Parlamento en marzo pasado. GARCÍA CORDERO

El presidente del Parlamento de Andalucía, Manuel Gracia, va a trasladar al Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, el malestar de todos los grupos de la Cámara por el rapapolvo que este les echó durante su comparecencia el pasado martes en comisión parlamentaria.

Chamizo acudió ese día a presentar su informe anual ante la Comisión de Gobierno Interior y Peticiones y tras el turno de intervenciones de los distintos portavoces estalló y soltó lo que él mismo calificó de “exabrupto”.

“La gente está muy cabreada con ustedes, no sé si lo saben. Está muy enfadada porque los ven todo el día en la peleíta. La gente está hasta el gorro de todos ustedes. No sé si puedo decirlo con todo el cariño del mundo. Por favor, por favor. Un ejercicio de buena voluntad y avanzar para resolver los problemas del personal. Y nada más. Perdónenme el exabrupto pero es que tenía ganas de decirlo. Muchas gracias”. Esta sesión se puede ver íntegra en la videoteca del Parlamento.

Manuel Gracia preside esa comisión y al acabar Chamizo no dijo nada. Despidió al Defensor antes de seguir con otros puntos del orden del día. Pero la bronca del singular sacerdote gaditano no han sentado nada bien a los partidos políticos. En la reunión de la Mesa celebrada al día siguiente, en la que están presentes representantes del PSOE, PP e Izquierda Unida, se vertieron duras críticas contra él. Solo el representante de IU, el vicepresidente primero, Ignacio García, no abundó en el reproche alegando que Chamizo es como es.

Con los adjuntos hay un problema. Lo nombran ustedes y ustedes no tiene por qué nombrarlos José Chamizo, Defensor del Pueblo andaluz

Pero en la Mesa de la Cámara se habló de enviar una nota pública al Defensor del Pueblo recordándole que él es también un cargo político. Al final esta vía se ha descartado, porque el intercambio de reproches cobraría mayor dimensión y además, como afirma un miembro de la Mesa, “la gente se pondría del lado de Chamizo”.

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Aunque no quedará constancia escrita sí habrá reprimenda de viva voz, tanto personal como pública. De hecho, el presidente del Parlamento dijo ayer en una entrevista en Canal Sur TV que trasladará “personalmente” a Chamizo la opinión de la Mesa. “En el fondo podemos estar de acuerdo con lo que ha dicho, pero no era ni el momento ni el lugar”, dijo el presidente a este periódico, quien recordó que el Defensor es un “comisionado” del Parlamento y “no está por encima de los grupos parlamentarios”.

Pero no es solo la gente la que está hasta “el gorro” de los políticos. El que también lo está es Chamizo. En esa comparecencia, el Defensor volvió a insistir en una de sus antiguas peticiones: la reforma de la ley de creación de la institución. Ya lo intentó al principio de la anterior legislatura, cuando el PSOE contaba con mayoría absoluta, y el entonces portavoz socialista y hoy presidente de la Cámara rechazó la propuesta. Lo volvió a solicitar el martes pasado porque, en su opinión, la norma en vigor no refleja el mandato del artículo 41 del Estatuto de Autonomía que señala que al Defensor le corresponde “velar por la defensa” de los nuevos derechos sociales estatutarios.

Chamizo también está hasta el gorro de los adjuntos y del tejemaneje de los partidos en la designación de estos cargos. Los adjuntos al Defensor fueron un invento de los partidos para dar más juego a los suyos. Cuando en la comisión, la portavoz del PSOE, Cinta Castillo, criticó a Carlos del Barco, propuesto por el PP, por escribir artículos que, según dijo, “deterioran la categoría” de la institución, Chamizo también se reviró: “Con los adjuntos hay un problema. Lo nombran ustedes y ustedes no tiene por qué nombrarlos sino el Defensor, aunque cualquiera les quita esa prerrogativa a los partidos”. También reconoció que dedica más tiempo “controlando a los adjuntos que trabajando”. Chamizo aprovechó para pedir a Del Barco que “publique lo que quiera”, pero que no firme con su cargo institucional en los periódicos.

Cuando Chamizo estalla al final lo hace en respuesta a la diputada del PP, Rosalía Espinosa, que le recrimina suavemente por no recurrir al Tribunal Constitucional la situación de los funcionarios. Le recuerda que ese asunto lo lleva la Defensora del Pueblo de España y a partir de ahí encadena su bronca final. Chamizo, que lleva 17 años en ese puesto, ha cumplido ya su mandato, pero aunque esté hasta el gorro quiere seguir.

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