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Nina Kraviz, productora ‘house’ y ‘disc-jockey’

“Mi aspecto me favorece pero también hace que me critiquen sin escuchar mi música”

La magnética Nina Kraviz preparándose antes de su actuación en Sónar.
La magnética Nina Kraviz preparándose antes de su actuación en Sónar.MARCEL·LÍ SÀENZ

Nina Kraviz estaba estupenda ayer al mediodía, teniendo en cuenta que había tenido dos actuaciones recientes: el viernes a las 21.00 horas y a las 5.30 horas de la mañana del sábado como disc jockey. “La actuación de esta madrugada ha sido genial, ha funcionado muy bien el techno set”, recordaba para sí esta productora y pinchadiscos rusa, una de las esperanzas más fundamentadas del house. Kraviz ya estuvo en Sónar en 2007, cuando la trajo la Red Bull Music Academy, cantera de música electrónica. Esta joven veterana se considera básicamente “una música, una artista” y conocedora de la escritura automática hace lo mismo con las canciones: se graba cantando al tuntún, “sin pensar en nada definido” y fabrica así los temas.

“Lo cierto es que, a veces, pienso ¿qué estaba pensando cuando grabé esto?”, reconoce y se ríe. Dice que su obsesión es conseguir “piezas fluidas, que transmitan la naturalidad del momento”. Eso sí, “todo depende del día, del humor con el que enfoque las canciones”, admite. Varios temas, como su éxito Ghetto Kraviz, están grabados a la primera toma. “A veces es duro repetir algo que has improvisado, porque quizá no es lo que sientes en el momento y no se puede volver a poner siempre la misma entonación”, dice con preocupación. Está en el candelero, es una de las divas del house, de la nueva música de baile, y la miran con lupa. De hecho, en Sónar ha recibido críticas favorables y desfavorables. Le va en el cargo de reina del baile, lo sabe, y avanza: “ahora lo que hay que hacer es seguir trabajando, no sé qué haré en concreto, pero tengo previsto hacer más mezclas, seguir pinchando en clubes e ir de gira con este álbum nuevo”, subraya esta siberiana.

La presencia de Kraviz es imponente, domina la escena cuando actúa y cuando no. ¿En un mundo machista como el de la música electrónica su aspecto le favorece? “A ver, de entrada me ha ayudado, no voy a mentir. Pero este debate me molesta cuando se usa para calificar mi disco o escuchar mi música”, responde. Y agrega con semblante serio: “Mi aspecto puede sumar o no, pero no debe ser lo importante. Si se debate sobre mi música que sea escuchándola, y no con prejuicios”, apunta Kraviz.

Sobre su faceta de disc jockey, que ha dejado gran recuerdo en esta edición de Sónar que acaba de terminar, la artista rusa resta importancia al nombre de los clubes en los que trabaja. “Todo el mundo quiere estar en el club de moda, todo el mundo quiere estar con la gente de moda, pero eso se consigue, sobre todo, estando en el sitio adecuado en el momento adecuado”, indica casi con desdén Kraviz. La elegancia de esta rusa se basa en su mirada musical, en sus intenciones, en querer ser la diva del house.

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