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Eros en clave de mujer

‘La escuela de la desobediencia’ aborda el derecho al placer sexual en femenino El texto de Paco Bezerra se basa en obras renacentistas y del barroco francés

Las actrices Cristina Marcos (izquierda) y María Adánez en un ensayo de la obra.
Las actrices Cristina Marcos (izquierda) y María Adánez en un ensayo de la obra.ÁLVARO GARCÍA

Pocas, muy pocas veces, el mundo teatral se ha detenido a reflexionar sobre el placer sexual de la mujer. La escuela de la desobediencia, montaje que hoy se estrena en el teatro Bellas Artes, lo hace. Se trata de una joya que aporta otras muchas sorpresas y que llega a Madrid precedida por un año de exitosa gira.

El texto lo ha escrito el joven y multipremiado dramaturgo Paco Bezerra, basándose en varias obras. Por un lado, los escritos de Pietro Aretino, escritor e intelectual renacentista, muy conocido por sus licenciosos Sonetti lussuriosi y, sobre todo, por Ragionamenti, novela dialogada que escribió inspirándose en unos dibujos eróticos de Giulo Romano y en la que se reflexiona sobre los tres únicos estados a los que la mujer de la época podía aspirar: estar casada, meterse a monja o hacerse puta. Y por otro, en la obra que escribió un siglo más tarde, en París, Michel Millot, L’École des filles ou la Philosophie des dames, donde desarrollaba aún más el perverso concepto de la educación femenina y hablaba de la necesaria libertad sexual y espiritual de las mujeres. La censura condujo a Millot a la horca y a sus libros a la hoguera. Pero algún ejemplar se salvó de la quema y llegó a Holanda.

De esta manera, el productor y escenógrafo Andrea d’Odorico lo conoció hace años, e incitó al joven director Luis Luque a leerlo. Se quedó deslumbrado: “Escuela de doncellas o la filosofía de las damas es una joya del barroco francés que posibilita que conozcamos a Susanne y Fanchon”, señala el director, que ha dado cuerpo a esas mujeres en las actrices Cristina Marcos y María Adánez.

El texto de Bezerra se basa en obras renacentistas y del barroco francés

Ellas se muestran entusiasmadas con el recibimiento que está teniendo el montaje: “Es importante que el público se ría, que aplauda, pero lo realmente satisfactorio para nosotras es poder conmover a tantas mujeres, la mayoría mayores, que desde el patio de butacas nos gritan ‘¡gracias!’ y a la salida, a veces, nos explican que es porque decimos cosas que no se habían atrevido a contar, a practicar”. Marcos no entiende lo que está pasándoles: “El sexo es un asunto tan antiguo como el mundo, es un poco inexplicable que se arme tanto jaleo aún hoy con esto; lo más importante es que está incitando a que no se pierda el deseo de aprender, de conocer, el deseo carnal siempre está vigente, y hay que salvaguardarlo, sobre todo por y para aquellas mujeres que tanto han luchado para tener ciertas libertades”. La actriz piensa que es muy bueno contar todo esto en clave de comedia, “un género en el que se puede hablar de cosas muy serias”.

"Este trabajo es un canto a la vida, porque el canto es vida", dice Adánez
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Adánez sostiene que Fanchon es uno de los personajes más sólidos de su carrera. “Este trabajo es un canto a la vida, porque el sexo es vida, no deja de ser felicidad para el ser humano, sobre todo para mujeres en edad adulta, me siento muy comprometida con mi personaje, como mujer me encanta la obra, todo lo que se dice, la filosofía que esconde… estoy muy de acuerdo con ella, el hacer algo sobre la sexualidad femenina me reconforta”, comenta.

La obra cuenta cómo Susanne “matricula” a su prima Fanchon en una singular escuela clandestina, donde, a la par que satisface su intelecto y su propio deseo sexual, se convierte, sorprendentemente para la época, en una mujer libre.

“Mujeres como estas fueron unas revolucionarias que arriesgaron su integridad física y moral”, señala Luque, mientras Bezerra las califica de perlas perdidas y las sitúa a la cabeza de los orígenes del feminismo.

La escuela de la desobediencia. Desde hoy en el teatro Bellas Artes. A partir de 16 euros.

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