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El pijama, mejor en casa

Un cortometraje enseña habilidades sociales a jóvenes en riesgo de exclusión

Arriba, parte del equipo que ha grabado el corto 'Pura calle' en el barrio Cruz Verde de Málaga. Abajo, algunos de sus protagonistas.
Arriba, parte del equipo que ha grabado el corto 'Pura calle' en el barrio Cruz Verde de Málaga. Abajo, algunos de sus protagonistas.García-Santos

Ir en pijama por la calle es lo más cool del momento. Famosos como la modelo Kate Moss, la cantante Rihanna o los cineastas Julian Schnabel o Sofía Coppola, entre otros muchos, han acaparado páginas en las revistas al presentarse en pijama —eso sí, diseñados por Dolce &Gabbana, Tommy Hilfiger o Victoria's Secret— para ir a cenar, a un concierto o al estreno de una película. Lo que antes podía ser tomado como un síntoma de sonambulismo o cosa de un desalojo tras un incendio ahora es una manifestación de buen gusto… si te mueves en esos ambientes.

“El pijama es para la casa”, sentencia Carmen Rodríguez, una guapa adolescente gitana que se ha metido en el papel de Yumara para protagonizar el cortometraje Pura calle, una cinta en la que un grupo de jóvenes del popular barrio malagueño de Cruz Verde tratan de sensibilizar a sus convecinos sobre la necesidad de adquirir habilidades sociales que faciliten su inclusión y les abran nuevas y mejores oportunidades más allá de las ahora ajadas calles de su barrio.

El corto, que narra la disyuntiva a la que se enfrenta Yumara de comportarse según los dictados de su grupo de amigas o avanzar para impresionar a su nuevo novio, ha tomado como hilo argumental la costumbre de muchas vecinas del barrio, jóvenes y no tan jóvenes, de salir a la calle vistiendo pijama para ir a la compra, al parque o incluso al colegio, un hábito que choca socialmente y que puede constituir una causa de exclusión a ojos extraños.

Carlos Polea ha grabado ‘Pura calle’ en el barrio de Cruz Verde de Málaga

“Eso de ir en pijama es un síntoma de las carencias que viven muchos de estos jóvenes, que solo se relacionan dentro de su barrio, que no conocen otra realidad que no sea la de su barrio a pesar de encontrarse lindando con el centro histórico de la capital”, explica Javier Poleo, orientador laboral de la asociación Inclusión, Ciudadanía, Diversidad y Educación (Incide), que lleva más de 20 años trabajando con población en riesgo de exclusión social en zonas deprimidas como el barrio de Cruz Verde y Lagunillas, donde según datos municipales viven más de 4.000 personas, el 57% no tiene estudios y el 14% son analfabetas.

Ese no es el caso del elenco de Pura calle, nueve estudiantes de Secundaria que aplazan su cita con este periódico a la tarde para no faltar a clase y que posan ante el fotógrafo como auténticos artistas, satisfechos por la nueva e inesperada experiencia de participar en el corto y por ser objeto de atención de los medios de comunicación.

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Junto a Carmen Rodríguez, David Losada comparte papel protagonista en la cinta, en la que están acompañados por Nerea Martín, Yina Santiago, Coraima Vázquez, Vito Montaño, Juan Rodríguez, Isabel Cortés y Aroa Martínez. Todos vigilados por sus sombras en el barrio, Bastián Martín y Rocío Romero, miembros del programa Educadores de Calle de la Junta.

“Trabajamos sobre los conflictos y necesidades que tienen los jóvenes del barrio. Se nos ocurrió la idea de lo de los pijamas y comenzamos a hacer entrevistas con el móvil a quienes iban así por la calle. De ahí surgió la idea del corto”, cuenta Bastián Martín, quien además de educador es vecino de Cruz Verde, “un barrio cargado de historia y arte”, resalta mientras lee una interminable lista de primeras figuras del flamenco ligadas al barrio, como Camarón, Tomatito, Lola Flores

“A mí me llegó la idea por mi hermano y me encantó. Hicimos un casting entre los vecinos y se presentaron más de 100. Rodamos tres días a finales de mayo y el barrio se volcó. Había escenas en que estaba más de medio vecindario con nosotros”, recuerda Carlos Poleo, director del corto y responsable de la productora El Viejo Actor, quien agradece la entrega y el altruismo de todos cuantos han colaborado en este proyecto, casi una veintena de personas.

Un corto, ahora en fase de posproducción y apoyado por la Málaga Film Office y el Área de Juventud del Ayuntamiento de Málaga, que esperan rebase las fronteras del barrio de Cruz Verde y sirva para dar a conocer al resto de los malagueños —“y a gente de otros sitios, porque barrios como este hay en todas partes”, apunta Bastián— la difícil realidad de una parte de sus vecinos a tan solo unos cientos de metros de la turística y siempre atendida plaza de la Merced.

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