_
_
_
_
_

Velickovic hunde al Baskonia

El equipo vitoriano se muere en el tercer cuarto y el equipo de Laso lo remata a triples

Bjelica intenta la canasta rodeado de contrarios.
Bjelica intenta la canasta rodeado de contrarios.L. RICO

Había miedo a los asuntos colaterales. Había declaraciones sobre el trío arbitral, sobre la anterior actuación arbitral, sobre los asuntos sobrevenidos. Pero eso estaba en el ambiente, no en la cancha donde los jugadores prefirieron jugar al baloncesto, con mayor menor acierto, pro en un duelo tan intenso como atractivo, tan imprevisible como bello. Incluso inesperado. Por ejemplo, el Madrid tenía Tomic dominando el rebote como si sus brazos se extendieran por encima de la galaxia del Baskonia.

Y, por ejemplo, el Baskonia tenía a Lampe, el polaco que anuncia cuando va a jugar bien y cuando va a jugar mal. Y cumple, sin farfollas. Y ayer se salió. Por dentro y por fuera, de lejos y de cerca. Pero había muchos más: estaba, por ejemplo Prigioni, que por inteligencia podría jubilarse en el baloncesto a los 65 años o lo que diga la Unión Europea. Y estaban los Bjelica que nunca sabes por donde van a rematarte el duelo. Pero estaba Mirotic, que se estrenaba en el play off y resultó terriblemente sorprendente. Y Tomic. Y Sergio Rodríguez, el chacho, cuando alguien le llama a la puerta.

Pero se adivinada un punto más de intensidad en el Baskonia. Como si la cercanía del éxito fuera mucho más poderosa que la del fracaso. El Madrid resistía en el rebote, pero moría demasiado en la orilla. Lo intentaba todo Pablo laso, habitualmente con dos bases (Llull y Rodríguez) para rebuscar en el baúl de la cancha algún ingenio que superase los brazos del Baskonia.

Lo cierto es que nadie se sintió nunca ganador. A cada arreón le seguía una tunda sin contemplaciones. A cada triple, le sucedía otro sin tiempo al desaliento.

El Baskonia dominó el primer cuarto (26-21) y se fue al descanso con menos ventaja (38-35) dando la sensación de que el partido estaba en su mano, pero que al menor temblor se le podía escapar como el agua entre los dedos. El Madrid alternaba sus soluciones. Que si Velickovic o Sergio Rodríguez con sus triples, que si Llull con sus penetraciones, pero a cada golpe respondió a cara descubierta. Estaba claro que no era un partido de árbitros sino de jugadores y los 10 que estaban en la pista en cada momento, reclamaron su protagonismo sin funciones ajenas. Salió el Baskonia desatado tras el descanso, pero el Madrid le respondió con el mismo descaro.

Fue un ciclón el Baskonia que llegó a alcanzar 11 puntos de ventaja pero en el último cuarto, el que manda, el equipo de Laso supo congelar el corazón y calentar la muñeca hasta ponerse con ocho puntos de ventaja. Lo bueno para el Madrid es que todos colaboraron: Velickovic y Rodríguez con sus triples, Tomic con sus rebotes, el resto con su actitud. Al Baskonia le pudo la ausencia anímica de jugadores fundamentales como Teletovic, habitual salvador, o San Emeterio, el electrocardiograma del equipo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Le pasó factura al Baskonia el bajón de Prigioni, majestuoso mientras vivió el partido, y loe sobró firma al Madrid con el tiro exterior, de Velickovic, de Carroll, de Sergio Rodríguez. El último cuarto del Madrid fue soberbio, variado en opciones y monocorde en los triples con porcentajes insospechados. Se jugaron muchos partidos en el Buesa Arena y los definitivos los ganó el Madrid por actitud, por acierto y por la buena gestión del estado de necesidad. Al Baskonia le sobró un cuarto. Y los árbitros, desapercibidos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_