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Esta escuela es un circo

Para entrar aquí hace falta buena forma física y algo más intangible: capacidad de sorprender. Por la carpa de Carampa, en la Casa de Campo, han pasado ya 10.000 jóvenes con el sueño de formar parte del mayor espectáculo del mundo

Silvia Hernando
Uno de los alumnos de la escuela se entrena en malabares.
Uno de los alumnos de la escuela se entrena en malabares.CARLOS ROSILLO

El sol que se levanta saluda a la semana por empezar. En un ritual que se repite mañana tras mañana, Mar Reyes se despierta entre dolores y agujetas para ir a entrenar. Pasa unas ocho horas en clases practicando distintas especialidades y, además, reserva tiempo de la tarde para ponerse al día con ejercicios pendientes. De nueve a nueve, de lunes a viernes, de octubre a agosto, su vida consiste en modelar su cuerpo, en explorar las posibilidades que, a sus 21 años, le quedan por descubrir y perfeccionar.

El trabajo es arduo, y requiere de esfuerzo y dedicación constantes, sin tregua. Y cuando regresa a casa vuelve a verse las caras con sus compañeros, con quienes comparte piso, cerrando un círculo de 24 horas al día conectada con su actividad. Como recompensa, Mar no espera ninguna medalla, podio o diploma.

Simplemente, no los hay. Su historia no es la de una deportista, sino la de una artista. Su sueño es saltar sobre un escenario, componer historias, espolear la imaginación. Como ella, otros casi cuarenta jóvenes llegados de distintos puntos de España, Perú, México, Bélgica o Dinamarca, entre otras nacionalidades, comparten inquietudes, alegrías y retos bajo el abrigo de la Escuela Carampa. Todos quieren ser partícipes del mayor espectáculo del mundo: el circo.

Direcciones para iniciarse en el circo en Madrid

  • Carampa. Escuela de circo en la Casa de Campo. www.carampa.es. 914 792 602.
  • Escuela Municipal de Circo de Alcorcón. La primera escuela municipal de España. Ministro Fernández Ordóñez, 32. 916 121 273.
  • Ooops! Tiendas para todo lo relacionado con el mundo del circo. Infantas, 5. 915 313 350.
  • Circo Price. El circo estable de Madrid. Ronda de Atocha, 35.

Entre los árboles y la maleza a medio dominar que pueblan la Casa de Campo, el estadounidense Donald B. Lehn y el español Javier Jiménez levantaron hace 18 años un hogar donde dar lo que ellos nunca recibieron: una formación técnica y artística en las distintas especialidades circenses. Y su familia ha crecido desde entonces hasta superar los 10.000 miembros, sumando todos los niños y jóvenes a los que han impartido cursos y talleres, tanto en su carpa en el particular edén de la capital —que aunque no es itinerante es la misma que la de cualquier circo tradicional, con sus caravanas alrededor haciendo de oficinas, biblioteca y salas de reunión— como en la Escuela Municipal de Circo de Alcorcón, asociada a Carampa. Aunque su ojito derecho, el que recibe por lo menos el 80% de sus atenciones y de sus recursos, y por el que en 2011 se alzaron con el Premio Nacional de Circo, es su programa bianual a tiempo completo, que arrancó en 1999. Ese en el que Mar Reyes es alumna de segundo.

Para participar en él, el único requisito es superar una prueba física. Mar Reyes, por ejemplo, lo tenía relativamente fácil: ella había estudiado danza y gimnasia rítmica desde pequeña. Una vez dentro, los chicos arrancan un primer curso en el que se inician en diferentes disciplinas circenses, como los aéreos, el clown, la cama elástica o los malabares —nunca se trabaja con animales—, así como en la teoría de la nutrición, la anatomía o la seguridad, por ejemplo, y en cuestiones prácticas como la gestión y administración de empresas, por si alguien se decide a montar su propia troupe. Tras esta primera toma de contacto, decisiva para saber si se está dispuesto a continuar, el segundo curso se concentra en las materias concretas, en la especialización. Al otro lado, los profesores que imparten las materias proceden tanto del mundo del deporte como del circo, e incluyen entre sus filas a una juez olímpica y deportistas profesionales.

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Dos alumnos de la escuela de circo Carampa, que lleva 18 años en la Casa de Campo.
Dos alumnos de la escuela de circo Carampa, que lleva 18 años en la Casa de Campo.CARLOS ROSILLO

Con el apoyo del gobierno regional, Carampa, que es un proyecto de la Asociación de Malabaristas, consigue algunos años el estatus de escuela-taller. “Entonces todo el programa sale gratis, y a partir de los seis meses los alumnos perciben un 75% del salario mínimo como parte del programa de prácticas”. Cuando esto no ocurre —que no es el caso de los dos cursos actuales—, se pagan 3.700 euros anuales. “Entiendo que esto da lugar a situaciones injustas”, se lamenta Lehn. La experiencia profesional consiste en realizar espectáculos de fin de curso, que se presentan en distintos espacios a lo largo y ancho de la geografía española, como la Tabakalera de Madrid o el Festival de Teatro y Artes de Calle de Valladolid. Depende de los bolos que les salgan. “Estas experiencias son toda una aventura para ellos, porque aprenden que el espectáculo consiste también en cargar el camión, montar los aparatos, comprobar la seguridad, calentar, desmontar…”.

Alumnos de la escuela de circo, en la carpa de la Casa de Campo, realizan ejercicios de equilibrio.
Alumnos de la escuela de circo, en la carpa de la Casa de Campo, realizan ejercicios de equilibrio.CARLOS ROSILLO

El Circo Price, el único de ladrillo de toda España, sí colabora con Carampa. “Tenemos una relación muy sólida con ellos, que se concreta en un proyecto anual”, confirma Pere Pinyol, el director de la institución. A través del programa CRECE, la escuela y el Price seleccionan a unos 15 alumnos salidos de todos los centros superiores de formación del mundo, de los que muchos han pasado antes por Carampa, a quienes se proporciona un director y un equipo técnico para ensamblar un espectáculo en un mes de convivencia.

Una formación como esta es prácticamente única en España. Solo la Charlie Rivel de Barcelona ofrece algo parecido. “Somos una escuela preparatoria”, explica Lehn, el director. “Nosotros aportamos un primer contacto, y luego muchos de nuestros alumnos van a escuelas superiores en Europa o Canadá, principalmente”. Que el estudio del circo forme parte del espacio Bolonia, como ya ocurre en países como Bélgica o Francia, por ejemplo, es una de sus principales reivindicaciones. “Pero la financiación no nos da para seguir creciendo”. Aprovechando que el próximo día 30 los estudiantes de último año del Centro Nacional de las Artes del Circo de Francia (CNAC) actúan en el Circo Price, tanto Carampa como la Rogelio Rivel y otras escuelas de España se reunirán con representantes del ministerio de Educación para intentar definir el desarrollo futuro de la formación circense en España. Con un poco más de apoyo institucional, estudiantes modélicos como Mar no tendrían que buscarse la vida en el extranjero. Ella ha tenido suerte y ha sido seleccionada y becada para la escuela superior de Montreal. La mejor del mundo a ojos de Carampa.

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Otros compañeros, sin embargo, no pueden recorrer el mismo camino. No solo la habilidad es crucial para salir adelante. “También hace falta un matiz. Importa el truco, pero también la capacidad de sorprender”. Esquivar las lesiones o empezar joven son igualmente elementos decisivos. Por problemas físicos, unos tres o cuatro alumnos de media abandonan cada año. Estudiantes como Fernando Castro, que ha empezado este curso con 27 años, entienden que el tiempo se les echa encima. “Es mi mayor hándicap”, reconoce. “La franja ideal para empezar es la de los 16 a los 24 años”, señala Lehn. “Aunque nosotros no dejamos de coger a nadie por su edad”. Tampoco es necesario haber practicado deporte. Giorgia Setaro, italiana de 25 años y licenciada en Educación Social, desembarcó a Carampa desde el campo de la clownterapia. “Me gustaba la idea de juntar el arte del circo con la educación de calle. Ese es mi sueño”. Y ha ido a caer en el mejor lugar del mundo: aquel donde toda fantasía puede hacerse realidad.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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