_
_
_
_
_
CRÍTICA | ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuando el género es uno mismo

Las composiciones de Tortoise ganan cuerpo aupadas en la contagiosa polirritmia que dictan sus dos baterías

La perdurabilidad del discurso de Tortoise es una de las pruebas más irrefutables de que las etiquetas coyunturales poco pueden hacer para ahogar carreras marcadas por el genio. Ninguna banda ha sido con más frecuencia asociada a aquello que un crítico británico bautizó como post rock, a mitad de los 90, como ellos. Y, a la vez, ninguna otra banda ha mostrado, a través de su evolución, la futilidad de tal etiqueta.

Porque mientras otros supuestos correligionarios orbitan sobre el mismo eje, buscando el Santo Grial de la alternancia entre calma y tempestad repitiendo una y otra vez el mismo modus operandi, la propuesta de los de Chicago -aparentemente más cerebral- siempre ha sido más permeable a géneros como el jazz, el kraut e incluso la bossa. Siempre ha tenido más puntos de enganche con un público potencialmente más heterogéneo.

Tortoise

Tortoise. John McEntire, John Herndon, Doug McCombs, Jeff Parker, Dan Bitney. Wah Wah. Valencia, 17 de mayo de 2012.

El milagro es que todo eso lo ensamblen con una misma voz, extrayendo una sonoridad absolutamente reconocible a unos instrumentos que, sobre el escenario, intercambian con pasmosa destreza. Son como un género en sí mismo. Como los clásicos del blues o del jazz. Por eso siempre reconforta volver a verles en escena.

Volver a testificar cómo sus composiciones, entes orgánicos que parecen crecer de forma autónoma (pese a su más que premeditada arquitectura), van ganando cuerpo aupadas en esa contagiosa polirritmia que dictan sus dos baterías.

Certificar una vez más que su talante sesudamente intelectual (cuando la música lo dice todo, ¿para qué tratar de congraciar con el público con los mismos lugares comunes de siempre?), frío a primera vista, no contradice la capacidad emotiva que aún conserva su música. Porque fue el suyo un magnífico concierto. Quizá solo algo falto de fuelle en sus estertores, ya que acabó un poco difuminado por un bis marcado por cierta desidia, a modo de condescendiente propina.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_