SWAB apuesta por el arte emergente

Parecía una empresa imposible: montar una feria de arte contemporáneo emergente en Barcelona cuando ya se avistaba la crisis incipiente. Sin embargo, contra todo pronóstico, SWAB, la feria creada por el arquitecto y coleccionista Joaquín Díez-Cascón, ha conseguido recortarse un espacio en el abigarrado panorama de las ferias internacionales, consolidarse e incluso crecer. La quinta edición, que se celebrará en el pabellón 2 de la Fira de Barcelona la próxima semana (del 23 al 26), ha conseguido atraer a 64 galerías (18 más que el año pasado), de las que 44 son extranjeras, de 20 países, incluidas tres chinas, dos japonesas y cuatro brasileñas, todo un logro.

Aumenta también la presencia de galerías catalanas, con las que al principio la relación fue más bien fría. Este año son 14, con nombres como Joan Prats, ADN, Raíña Lupa, Sicart, N2 y Senda, cuyo propietario es uno de los directores de la feria de vídeo Loop. “Hemos decidido apostar por la creación emergente y también por un público joven, por lo que hemos sugerido a los galeristas acudir con artistas nacidos a partir de 1980, muchos de los cuales no han expuesto nunca en España, y hemos programado actividades dirigidas a fomentar el coleccionismo entre los jóvenes”, aseguró Díez-Cascón.

Entre las iniciativas democratizadoras se encuentra la Vending Art Machine, una máquina expendedora de obras seriadas, realizadas especialmente para la feria, que no superan los 150 euros y se pueden adquirir como si fueran bebidas. La plaza del Univers, que queda incluida en el recinto, acogerá, en palabras de Díez-Cascón, “los enormes jumping brains, entre ranas y cerebros, de Emilio García y la explosión creativa de artistas urbanos, que enseñarán en directo el proceso de concepción y desarrollo de sus intervenciones”.

Como en anteriores ediciones, en lo que ya es una tradición, la presentación de SWAB se ha visto reflejada en intervenciones artísticas en las escaleras de varias estaciones del metro. Al amplio núcleo de patrocinadores privados se suman la Generalitat, con 50.000 euros, y el Ayuntamiento, con 10.000; curiosamente, ambas instituciones destinan a esta feria una sexta parte de lo que conceden a Loop.