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Para ‘txalaparta’ y orquesta

La Sinfónica de Euskadi estrena hoy una pieza compuesta por Iván Fedele con el dúo Oreka TX como solista

Los txalapartaris de Orexa TX, ayer en un ensayo con la Sinfónica de Euskadi.
Los txalapartaris de Orexa TX, ayer en un ensayo con la Sinfónica de Euskadi.JESÚS URIARTE

Parecía casi imposible la fusión entre un instrumento ancestral como la txalaparta y una gran orquesta, pero el compositor italiano Iván Fedele aceptó sin titubear el encargo de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) de componer una pieza inspirada en las raíces vascas. Así surgió Txalaparta, obra que la OSE estrenará hoy en el Kursaal de San Sebastián dentro del proyecto Tesela, en el que participan ocho compositores internacionales, de su temporada de abono.

El concierto se repetirá mañana en el mismo auditorio y llegará el próximo lunes a Vitoria (Teatro Principal), al día siguiente a Pamplona (Baluarte) y el 23 se podrá escuchar en Bilbao (Palacio Euskalduna).

Al desafío de escribir la partitura se unió el reto de que el dúo Oreka TX, que forman los txalapartaris Mikel Ugarte y Harkaitz Martínez de San Vicente, actuase por primera vez con una orquesta sinfónica. Fedele vio una de sus actuaciones en YouTube y se puso en contacto con ambos en agosto pasado para invitarles al proyecto. “Desde el primer momento fue un reto. Jamás nos hubiéramos imaginado una colaboración así”, explica Martínez de San Vicente a EL PAÍS. “Ha sido un camino largo pero estamos contentos con el resultado”, añade.

Fedele explicó ayer en la presentación de la obra que Txalaparta explora las posibilidades de diálogo entre el instrumento y la orquesta. El compositor aceptó gustoso el encargo porque siente un “gran feeling humano y cultural” con Euskadi.

Esa peculiar simbiosis entre los casi 80 maestros de la OSE y la txalaparta ha empezado a dar sus frutos a la tercera reunión. El dúo reconoce que en el ensayo de ayer comenzaron por primera vez a sentir “buenas sensaciones”, ante la dificultad de entender y adaptar la obra del compositor italiano, que en un principio estaba compuesta para dos txalapartas.

“Fedele ha sido muy generoso porque hemos tenido que resolver cambios y adaptaciones dentro de la obra, pero la comunicación ha sido muy buena”, explica Martínez de San Vicente.

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El txalapartari de Añorga hace de herrena —el que rompe— en los dos solos improvisados que incluye la pieza, está de espaldas al director y es su compañero, que hace de txakun —el que ordena—, quien lleva el pulso.

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