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No todo es Parlamento en la vida del Gobierno

Se puede perder en la Cámara y ganar en la opinión, dicen medios socialistas

No todo es Parlamento en la vida de un Gobierno en minoría. El poder ejecutivo, aunque esté en esas indeseables circunstancias, nada infrecuentes por otra parte —además de los obvios ejemplos domésticos, así gobernó Felipe González su último mandato, José María Aznar el primero o José Luis Rodríguez Zapatero los dos— tiene muchos resortes que utilizar. Sobre todo si se trata de salvar unos pocos meses.

Patxi López puede tenerlo algo más difícil, porque la alternativa a su exsocios es el PNV al que desalojó del Gobierno tras 30 años ininterrumpidos a su frente.

El Gobierno espera, por ejemplo, sacara adelante los dos decretos de reconocimiento y resarcimiento a víctimas de abusos policiales entre 1960 y 1978 el primero y desde esa fecha en adelante el segundo. Espera hacerlo antes de que termine este período de sesiones.

Con los presupuestos aprobados, el consejo semanal y el boletín oficial de la comunidad autónoma en sus manos, un Ejecutivo puede hacer muchas cosas. El mayor peligro para el Gobierno no es, de hecho, su sobrevenida situación de minoría, sino el riesgo de tener que meter la tijera, quiera o no quiera, a esos 400 millones de euros que el lehendakari ordenó a sus consejeros tener identificados para caso de necesidad imperiosa. Ese sería un motivo más poderoso para una disolución anticipada del Parlamento que la situación de minoría. Incluso perder votaciones puede resultar provechoso si redunda en subrayar un perfil propio, que aleje al Gobierno del pacto con el PP que nunca caló en la ciudadanía y muestre al PNV identificado con él en un momento en que tanto rechazo levantan sus recortes. Ese será previsiblemente el resultado del pleno monográfico sobre fiscalidad que el PSE-EE ha promovido y que se celebrará el 28 de mayo. El Gobierno espera colocar con él un primer hito.

El lehendakari tiene descartado realizar ninguna comparecencia específica, que oficialice en la Cámara el contenido de su comparecencia de ayer. Pero tendrá ocasión de fijar mensaje en durante todavía cuatro plenos de control hasta finales de junio, cuando la Cámara cerrará sus puertas, salvo prórroga, que podría ser, para algún proyecto de ley.

Los plenos ordinarios, los de las leyes, proposiciones no de ley y mociones que pueden tumbar al PSE en solitario serán siete. El Gobierno insiste en un mensaje: se puede perder votaciones pero ganar debates y opinión pública.

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