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OPINIÓN

Novagalicia y Rajoy

Solo la política, con mayúsculas, puede encauzar las ‘desfeitas’ de bancos y cajas

España tiene tal nivel de endeudamiento —por cierto, más privado que público— que ya tropieza con dificultades para financiarse, situación que si se agrava puede derivar en una mayor intervención de la UE o incluso en un rescate que trascienda las fronteras europeas. Y como carece de recursos internos, España debe acudir a los mercados internacionales, donde le prestan dinero a tipos de interés desorbitados y, lo que es peor, insostenibles a medida que pasa el tiempo y la crisis se prolonga, de ahí que sea tan urgente que la UE y Alemania aflojen un poco la soga, mientras el premio Nobel Paul Krugman ya grita en su nuevo libro: ¡Acabad ya con esta crisis!. La banca es una de las causantes de este problema, puesto que está muy endeudada en el exterior y, por si fuese poco, exhibe balances tóxicos, consecuencia de haberse quedado con viviendas y suelos que ya no valen lo que dicen sus obsoletos libros de cuentas.

En este escenario financiero diabólico está Novagalicia Banco, cuyo futuro es tan incierto que a día de hoy sigue sin estar claro —salvo para Botín— si desaparecerá o podrá tener vida propia. Para Galicia —ojalá también para Mariano Rajoy—, es fundamental esta segunda opción, que si se da, fruto de un milagro para el que también va a hacer falta el santo del Depor, será más por decisión política —léase de nuevo Rajoy— que por criterios financieros.

Mientras se despeja la incertidumbre, algunos gallegos ya sufren las desfeitas de los malos pasos que se fueron dando camino del controvertido proceso de fusión entre Caixa Galicia y Caixanova. Los afectados son clientes que padecen las consecuencias de la crisis, unas veces por haberse endeudado a destiempo o excesivamente, y otras por haber invertido sus ahorros en determinados activos sin ser conscientes de los riesgos que corrían. Entre ellos están los titulares de las dichosas preferentes.

¿Hay salida? Sí. Las soluciones encontradas en otras entidades para casos similares así lo demuestran, e incluso podría echarse mano de la ingeniería de valoración financiera aplicada a las acciones del empresario Añón en CXG. Lo que hace falta es voluntad y decisión política, ya que resolver este problema y no digamos el futuro del propio banco no está al alcance de sus ejecutivos, sino de las autoridades de Bruselas y de Madrid, por lo que todas las miradas se dirigen a Mariano Rajoy, teniendo en cuenta que su condición de gallego es la última baza que le queda al moribundo sistema financiero gallego y a sus víctimas.

Dicen los de la oposición que Rajoy nunca hizo nada importante por Galicia, a pesar de haber sido ministro de un montón de cosas e incluso vicepresidente del Gobierno de Aznar. Ahora que es presidente puede haber llegado la hora de que demuestre lo contrario, porque si bien es todo muy difícil, si hablamos en términos financieros, que lo es, no es menos cierto que en medio del naufragio del Titanic español no pasa nada si le da un bote salvavidas a los gallegos. ¿O no?

¿Desde el periodismo también se puede hacer algo por todo este embrollo financiero? Sin duda. Como escribía la semana pasada Juan Luis Cebrián en EL PAÍS, el periodista profesional tiene entre otras tareas la de explicar la realidad al público y la de vigilar al poder. No se trata, por tanto, de que quienes están con el agua al cuello viendo como se acaba la teta de la caja se rasguen las vestiduras, sino de que con buen criterio e independencia seamos capaces de poner ciertas cosas blanco sobre negro, máxime cuando solo desde la política se pueden encauzar las desfeitas de bancos y cajas. En España y, desgraciadamente, también en Galicia... ¿Está claro, no?

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Lo de menos, aunque también es importante para Novagalicia Banco, es cuándo van a contabilizar el deterioro que se ha producido en Sacyr tras la expropiación de YPF —hablamos de hasta 100 millones de euros— o cuándo van a recuperar el dinero que se llevaron los ya famosos exejecutivos indemnizados. Ni siquiera es ya lo más relevante la medio paralizada venta de pisos para no generar más pérdidas en este trimestre o el cumplimiento de los nuevos requisitos de provisiones para los suelos… Casi mejor no seguir y dejarlo aquí. Lo dicho: que lo arregle Mariano. Y punto, como sentenciaría don Manuel ante un caso como éste. @J_L_Gomez

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