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Jerez recupera una joya del gótico

Los claustros de Santo Domingo abren al público tras 12 años de rehabilitación

Una vista de los claustros de Santo Domingo, de Jerez, tras su restauración.
Una vista de los claustros de Santo Domingo, de Jerez, tras su restauración.

Más de 106.000 horas de trabajo, 12 años de rehabilitación, 6,5 millones de euros de inversión pública. Jerez ha recuperado una joya de su patrimonio: los claustros de Santo Domingo. Se trata de uno de los mayores espacios de clausura del gótico andaluz y ahora cuenta con 7.000 metros cuadrados, en dos plantas, de zona expositiva para uso cultural.

En septiembre de 1999 el Ayuntamiento de Jerez inició su recuperación. La falta de mantenimiento del edificio, cuyos cimientos originales se excavaron en el siglo XII, puso en peligro de derrumbe muchos de sus techos y artesonados, incluso los de las alas más modernas, erigidas en 1595, lo que obligó a cerrar el complejo monacal que en su momento de esplendor llegó a acoger a 200 frailes dominicos.

Durante más de una década, gracias al convencimiento y la voluntad de muchos, se ha conseguido devolver a la ciudad un complejo arquitectónico único que en su última etapa de vida útil se convirtió en el mayor centro cultural de la ciudad y que siglos atrás fue un centro religioso de referencia para la orden dominica.

El espacio dispone de 7.000 metros cuadrados para uso expositivo

El edificio se erigió sobre una fortificación almohade extramuros que el rey Alfonso X cedió a la orden dominica en 1264 con el fin de que los monjes levantaran su convento. El complejo fue ampliándose con el paso de los años hasta que en 1436 se empezó a levantar la joya de la edificación, el claustro, concluyendo su construcción 159 años después.

Los dominicos llegaron a Jerez tras la conquista de la ciudad, en 1255, y vivieron en los claustros hasta la enajenación dictada por el gobierno liberal de Isabel II en 1835. Desde ese momento, el complejo ha pasado por varias manos privadas, fundamentalmente por bodegueros, hasta llegar al Consistorio jerezano tras la expropiación de Rumasa a José María Ruiz Mateos, en 1983.

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El proyecto de rehabilitación ha respetado el estado original de la edificación, eliminando los elementos superpuestos. El claustro del convento es un enorme patio central que concentraba la vida diaria de los frailes y sirve de distribuidor de las principales dependencias monacales. El claustro se levanta en dos plantas y los pasillos están cubiertos por bóvedas de crucería simple. La planta superior es más sencilla, con arcadas rebajadas propias del siglo XVI.

El Ayuntamiento planea acoger la colección privada de pintura de Joaquín Rivero

El dormitorio, o sala de profundis, es una de las estancias que da al patio central. Es una habitación larga y estrecha en la que dormían los monjes. Tan solo 10 hermanos disponían de celdas individuales.

El refectorio es otro de los lugares más impresionantes y el escogido para el acto inaugural del complejo. Esta inmensa sala está cubierta por una bóveda de cañón renacentista. Lo más laborioso de la restauración ha sido consolidar las bóvedas y cubiertas. A lo largo de mas de 12 años se ha consolidado la estructura, se han reconstruido las zonas derrumbadas y se ha culminado la adecuación estética del edificio.

Durante las obras también ha habido hallazgos, como la aparición de unas 5.000 vasijas que ya están siendo catalogadas por personal del Museo Arqueológico.

No ha sido fácil financiar estos trabajos de recuperación. Los inició el exalcalde Pedro Pacheco con escuelas taller y los continuó su sucesora, Pilar Sánchez, gracias a los planes anticrisis del Estado y la Junta de Andalucía (Plan E y Plan Proteja). Los ha culminado la alcaldesa actual, María José García Pelayo, quien ya anuncia que los claustros serán “un referente cultural de uso museístico”. En junio se definirá su futuro, aunque desde hace meses ya se habla de empezar por ubicar allí la pinacoteca del jerezano Joaquín Rivero, una de las colecciones privadas más importante de Andalucía que atesora más de 300 pinturas de los siglos XV al XIX de artistas como El Greco, Zurbarán, Valdés Leal, Velázquez o Goya.

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