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JAZZ | HOMENAJE A MARIANO GUTIÉRREZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Unidos en la despedida

Grandes músicos de la escena nacional despiden a Mariano Gutiérrez en el San Juan Evangelista

Carmen Linares (en una imagen de archivo) fue una de las participantes en el homenaje.
Carmen Linares (en una imagen de archivo) fue una de las participantes en el homenaje.C. Á.

Probablemente ustedes no le conocieron. Si le hubieran conocido, habrían sabido que Mariano Gutiérrez, fallecido en plena juventud, era una buena persona, motivo suficiente para rendirle no uno, sino varios homenajes. Además, a Mariano le gustaban el jazz y los músicos de jazz con locura. Un día, decidió hacer del género su profesión y se convirtió en uno de los primeros empresarios en este país dedicado a la promoción de artistas de aquí, a los que, por entonces, no se les hacía demasiado caso. Por sus manos han pasado el 90% de quienes hoy se pasean por los escenarios del jazz internacional mostrando el hecho diferencial de nuestra música, y quienes no han tenido tanta suerte, aún mereciéndola.

Concierto homenaje al 'manager' Mariano Gutiérrez.

Varios artistas que interpretaron dos temas cada uno.

- Entre ellos, a la voz, Natalia Dicenta, Paula Bas, Pedro Ruy-Blas, Pablo Guerrero y Carmen Linares.

- Como instrumentistas, Jorge Pardo, Guillermo McGill, José Luis Montón, Bob Sands, Miguel Ángel Chastang, Pedro Ojesto, Antonio Serrano y Federico Lechner.

Si no todos, la mayoría se reunió para recordarle, con ocasión del concierto-homenaje que se le tributó el viernes. Un acto entrañable que sirvió para reabrir las puertas del colegio San Juan Evangelista, institución venerable y venerada, la cual, como tantas otras, se está viendo afectada por la crisis que fomentaron unos y pagamos todos. El del viernes fue el primer acto público en el histórico recinto desde noviembre: con eso está dicho todo. Ni las periódicas invasiones policiales del recinto en tiempos del franquismo, ni las actuales presiones a las que se ve sometida la institución por los dueños del inmueble, habían conseguido tanto.

La velada se sucedió a un ritmo inusualmente ágil en este tipo de actos, virtud de sus organizadores y de los artistas, quienes se ciñeron al guión: solo dos temas por grupo. Cosa rara, los cantantes fueron mayoría. De Natalia Dicenta —muy en el papel de Judy Garland que representa sobre los escenarios— a Paula Bas y los incombustibles Pedro Ruy-Blas, Pablo Guerrero y Carmen Linares, representantes, los dos últimos de las distintas facetas artísticas que Mariano abarcó en su labor como manager. Acompañada por un elenco de lujo —Jorge Pardo, a la flauta; Guillermo McGill, al cajón; y José Luis Montón, a la guitarra—, la cantaora protagonizó el momento álgido de la velada, el más sentío. Cantantes aparte, hubo buen jazz instrumental con Bob Sands, Miguel Ángel Chastang y Pedro Ojesto acompañados por sus respectivos conjuntos, y Antonio Serrano y Federico Lechner, en dúo de armónica y piano, que eso son ya palabras mayores.

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