_
_
_
_
_

¿Quieres ser un niño Von Trapp?

Los productores de ‘Sonrisas y lágrimas’ convocan un ‘casting’ para elegir a los menores que actuarán en el montaje del musical

Varios niños aguardan en los pasillos para las pruebas de ‘Sonrisas y lágrimas’ en Bilbao.
Varios niños aguardan en los pasillos para las pruebas de ‘Sonrisas y lágrimas’ en Bilbao. SANTOS CIRILO

Entran en la sala de uno en uno, dejando fuera a los padres y llevando los nervios por dentro. Rígidos, se aferran al papel arrugado que contiene el pequeño guión que han ensayado hasta la extenuación. Al toque de la escala se ponen firmes y comienzan a cantar: “Dooo es trato de varón, Reee selvático animal…”. Sus voces temblorosas apenas se oyen por encima del piano que toca Carmen Márquez, la directora del casting infantil del musical Sonrisas y lágrimas. Muchos fallan en la entonación o el ritmo y son despedidos sin miramientos: “¡Siguiente!” Fuera aún quedan 50 niños y niñas de entre cinco y once años, deseosos de encarnar a Kurt, Marta o Gretl, los tres hijos pequeños del capitán Von Trapp, en las 25 funciones que el Palacio Euskalduna acogerá entre el 23 de agosto y el 9 de septiembre.

“Valoramos que sean moldeables y versátiles, que tengan capacidad de acoplarse al elenco y estar al mismo nivel”, explica Márquez en un paréntesis de la vertiginosa sucesión de niños. “La frescura y el desparpajo están por encima de la experiencia escénica”, asegura. De los 88 chavales que pasaron por Bilbao se escogerán 15 para asistir a un taller de teatro musical de tres días que la propia Márquez imparte una semana antes del estreno: “Comprobamos que en esos dos meses no les ha cambiado la voz”, bromea, “y pulimos su expresividad, la puesta en escena y su capacidad de improvisar y retención”.

Ese es el filtro final, cuatro se quedan fuera y los otros nueve se integran en el reparto. Tres niños por papel, pues las leyes de protección de menores no les permiten trabajar más de dos días seguidos.

Nueve pequeños en total se repartirán los tres papeles

Entre los 88 chavales que ayer realizaron el casting en Bilbao había chiquillas como Ariadna, que de sus 10 años lleva siete bailando ballet, pero estaba tan nerviosa como el primer día; niñas como las hermanas Izaro y Begoña, de ocho y siete años, o David, de 11, que han actuado en varias obras de teatro; y chavales como Álvaro, de nueve años, sin experiencia alguna pero apasionado del cine: “Vengo a ver como es esto y a pasármelo bien”. Su actitud no era la más frecuente entre estos aspirantes bajitos. Los padres, preguntándoles las líneas y presionando en el pasillo, no ayudan. “Es un musical muy importante”, afirma la abuela de Izaro y Bego.

Y no va desencaminada. Sonrisas y lágrimas lleva recorriendo los escenarios de todo el mundo desde 1962. En su periplo mueve siete camiones de 30 toneladas, 26 artistas, una orquesta en directo de 10 músicos y un equipo técnico de 70 personas. Y es uno de los musicales más premiados de la historia de Broadway, con seis Premios Tony, cinco Oscars y dos Globos de Oro. En la versión de Jaime Azpilicueta los niños seleccionados compartirán escenario con actores como Silvia Luccheti, Loreto Valverde o Carlos Hipólito.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El productor Juanjo Rivero se muestra satisfecho: “En Bilbao hay madera”, asegura, “lo malo es que siempre te encuentras algún padre frustrado que trae a su hijo obligado”, reconoce. “Es una pena ver cómo los pequeños pasan un mal rato porque no quieren estar aquí”. Los familiares aguardan fuera, esperando su turno. Llevan horas en la tercera planta del Euskalduna. Muchos piensan desde hace años que su niño vale para esto. A los jueces les basta con 30 segundos para hacerse una idea de que no.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_