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La nueva vida del senador Montilla

El expresidente concentra ahora su labor política como portavoz de la Entesa Prepara una fundación sobre economía productiva que se presentará en otoño

José Montilla, expresidente de la Generalitat.
José Montilla, expresidente de la Generalitat.TEJEDERAS

Sostiene José Montilla que un presidente de la Generalitat nunca deja de serlo, al contrario de lo que le ocurre a un senador. Sin embargo, cumplidos ya cinco meses con esa doble condición, sus apariciones en la vida pública catalana han ido disminuyendo y es muy probable que el tiempo acabe diluyendo su figura. “Hay cosas de las que estoy de vuelta. No necesito los titulares”, confiesa a sus colaboradores más cercanos.

Si la ausencia puede ser el olvido en Cataluña, Montilla sigue activo en Madrid como presidente y portavoz de la Entesa pel Progrés de Catalunya. Quienes trabajan con él aseguran que se prepara y estudia los temas igual que cuando era presidente, pero que ahora, como entonces, lo lleva todo escrito. “Le sigue faltando espontaneidad, porque la improvisación nunca fue lo suyo”, explica un senador.

Su designación por el Parlament el pasado 1 de diciembre levantó polvareda, incluso dentro del PSC, porque se cuestionó la conveniencia del nombramiento después de haber presidido la Generalitat. “En Cataluña no es lo mismo llamarse Montilla que Maragall. A algunos no se les permite casi nada”, opina otro senador.

“Montilla no desentona en Madrid, está perfectamente integrado. Su presencia en el Senado se ve como algo normal porque no es el único caso”, apostilla el mismo senador. Al contrario que el interesado, este compañero de filas considera que a Montilla le resultaba “ingrata” la condición de expresidente y que ahora está “mucho más a gusto”.

Montilla forma parte de la lista de senadores socialistas que fueron presidentes de una autonomía, como Joan Lerma (Comunidad Valenciana), Francesc Antich (Baleares), Marcelino Iglesias (Aragón) y Vicente Álvarez Areces (Asturias).

“Está más relajado, su imagen hierática ha desaparecido”
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“La imagen hierática de Montilla ha desaparecido desde que es senador y es habitual que almuerce o cene con el resto de los senadores, incluso que veamos juntos un partido de fútbol si se tercia”, añade otro senador de la Entesa. “Está mucho más relajado”, dice otro senador. Más allá de eso, Montilla forma parte de cuatro de las 31 comisiones del Senado (Hacienda y Administraciones Públicas, Economía y Competitividad, Industria y Energía, así como de la de Nombramientos). Los otros nueve senadores se reparten las otras 27 comisiones, a tres por cabeza, lo que les obliga a intervenir en todos los debates.

Su ausencia en un pleno o una comisión es excepcional y ahora redacta personalmente sus intervenciones, las interpelaciones a los ministros de turno y las mociones, porque en la oposición no se dispone de la misma estructura que en el Gobierno. El próximo pleno, por ejemplo, discutirá una moción de la Entesa en la que se pide que se mantengan los organismos reguladores tal como están definidos y que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones siga teniendo su sede en Barcelona y amplíe sus funciones con las que la legislación otorga al futuro Consejo Estatal de Medios Audiovisuales.

Los tiempos de crisis que corren explican también que algún día Montilla tome el último AVE de regreso a Barcelona y al día siguiente el primero que sale hacia Madrid, para acudir a otra sesión del Senado. Reconoce que en muchas ocasiones su trabajo como senador puede resultar estéril porque no se traduce en nada concreto. “Es lo que pasa cuando se está en la oposición y quien gobierna tiene mayoría absoluta”, admite Montilla. La mayor expectativa de la legislatura es que el Senado se reforme de verdad, como ha anunciado el Gobierno, y que pueda haber un acuerdo para que sea una Cámara de primera lectura en asuntos como los estatutos de autonomía o la nueva Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA).

“Cuando uno se va, se va de verdad”, dice respecto a su ausencia en el PSC

Los senadores de la Entesa no dudan que, llegado el día, Montilla se sumará a ellos y votará distinto del PSOE en alguna cuestión, como ya ocurrió en anteriores legislaturas. “Hará todo lo posible por evitarlo; pero, si no hay más remedio, se desmarcará del PSOE”, pronostican.

Fuera de las reuniones del Senado, Montilla sigue cuidando los puentes que tendió con el tejido empresarial e industrial de Cataluña, igual que las relaciones con los directivos de las grandes empresas españolas que datan de su época de ministro de Industria y Energía. La economía sigue siendo su gran preocupación, hasta el punto de que ese será el tema sobre el que girará la fundación que prepara Montilla. Quiere que sea algo distinto a los foros que ya existen, un centro de debate y reflexión sobre la economía productiva y las relaciones económicas de Cataluña con España. El proyecto se presentará el próximo otoño.

En el PSC dejó de estar tras el congreso de diciembre que encumbró a Pere Navarro y no se le espera. “Cuando uno se va, se va de verdad. Creo que es lo mejor para mí y para la dirección del partido”, ha confesado en alguna ocasión el que fue primer secretario del PSC durante 11 años y medio.

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