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DEPORTES

El último ladrillo de la obra

El Blusens sellaría su permanencia si vence pasado mañana al Estudiantes

La aficción del Obradoiro celebra la victoria del sábado sobre el Gran Canaria. / ÓSCAR CORRAL
La aficción del Obradoiro celebra la victoria del sábado sobre el Gran Canaria. / ÓSCAR CORRAL

Hay mucho de alegórico en el mensaje que quiere transmitir el Obradoiro en su última campaña para reforzar su presencia en las redes sociales y de paso galvanizar a los suyos de cara al final de temporada. “Facendo Obra”, reza la consigna, la más indicada para un equipo que ha hecho virtud del esfuerzo, solidario como es, convencido de que los partidos se ganan apretando los dientes, con casco y mono de trabajo. “Estaba claro que teníamos que defender”, atinó a reflexionar su capitán Tuky Bulfoni nada más acabar el partido del sábado contra el Gran Canaria, que se había quedado en tan sólo 45 puntos, 20 abajo y con el basket average perdido.

Ahora el Obradoiro Blusens Monbus, que ha ganado siete de sus 12 últimos partidos, tiene la salvación a un paso. Sería un hito jamás alcanzado por el club, en su tercera temporada entre los grandes del baloncesto español. Las otras dos veces descendió a las primeras de cambio, pero ahora atisba la permanencia en la categoría: una victoria mañana en la cancha madrileña del Estudiantes se la daría con todavía tres jornadas más por jugar.

En sus tres temporadas entre los grandes, nunca consiguió repetir

Habría un guiño histórico en esa hazaña. Hace 20 años el equipo madrileño estaba en la cima, en la Final Four de Estambul, episodio final de la Copa de Europa al que llegó tras un memorable enfrentamiento ante el Maccabi de Tel Aviv que congregó a millones de espectadores ante el televisor. Triunfaba la Demencia, su sin par afición, mientras el Obradoiro sufría en la Primera División B y perdía la categoría y parecía que la vida. El 30 de septiembre de 1992 la directiva entregó el club a la Federación Gallega de Baloncesto. José Ángel Docobo y José Ramón Mato lo rescataron para que la llama siguiera viva con un grupo de juveniles. El resto fue una historia de persistencia, orgullo y tribunales.

“Tenemos que ir a ganar como sea”, anticipa Bulfoni, que seguramente vive sus dos últimas semanas como jugador del Obradoiro. Enseña del equipo, único jugador que se mantiene en el plantel desde que el club regresó a la élite hace dos campañas, el alero argentino, infravalorado en su día por Curro Segura, ha hecho suyos los postulados del técnico Moncho Fernández. “La clave es defender y defender. Después en ataque, estar ordenados”, receta Bulfoni. “Lo más importante es tener regularidad defensiva”, apunta el entrenador, el alquimista, le llaman, como si en su despacho de Sar elaborara secretas y efectivas pócimas.

Nadie le ha logrado meter 90 puntos en lo que va de campeonato
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Algo de eso hay. Fernández gusta de desplegar un ingente abanico de defensas, un catálogo complicado de descifrar para los rivales. Nadie le ha logrado meter 90 puntos en lo que va de campeonato (El Barcelona llegó a 89 en Sar) y siempre que ha dejado a su rival en menos de 70 ha ganado el partido, excepto en la victoria ante Caja Laboral en la que se disputó una prórroga tras empate a 72. “Hemos reforzado nuestra autoestima, pero no podemos quedarnos mirando el ombligo”, demanda el estratega compostelano, que ha lidiado con los malos momentos,con el ruido de sables que amenazó durante algunas semanas con decapitar cabezas en el grupo que armó el pasado verano. Resistió y ahora tiene la meta próxima por más que no entre a valorar las opciones de salvación en caso de caer en Madrid. “Eso es una entelequia”, zanja.

La derrota apretaría la clasificación porque Estudiantes, con nueve victorias en lo que va de Liga, se situaría a a un triunfo. Si además supera el basket average de tres puntos, que fueron por los que cayó en Sar (61-58) podría llevar el listón de la salvación hasta las 13 victorias, lo que obligaría a que los santiagueses sumaran dos en los tres últimos partidos (Valladolid a domicilio y Valencia y Zaragoza seguidos en el cierre de campaña en el pabellón de Sar) para alejarse, salvo una casi imposible carambola, del descenso. Existe una ventaja que otorga un margen para el sosiego porque además en caso de empate el Obradoiro supera en los duelos directos a los otros tres rivales que pelean por la permanencia, Gran Canaria, Fuenlabrada y Murcia. Todos tienen a día de hoy las mismas victorias que los santiagueses, 11.

Desde el club se desliza la idea de que este miércoles es el día, de que es el momento exacto de hacer historia. Luego vendría la inaplazable conversión en sociedad anónima deportiva, la apuesta económica por dar un salto de calidad que permita al equipo pelear por entrar en play-off y no mirar sólo hacia abajo en la clasificación, el sueño siempre acariciado del presidente Raúl López de convertir una plaza gallega en una nueva meca del baloncesto nacional y al equipo, en este caso el Obradoiro, en un contemporáneo remedo del Baskonia.

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