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Un voto y una flor por La Rambla

Hoy finaliza la consulta vecinal que pregunta sobre el futuro del paseo Los votantes pueden escoger entre 96 ideas propuestas por los ciudadanos

Camilo S. Baquero
Algunos de los participantes de la consulta, ayer, en La Rambla de santa Mònica.
Algunos de los participantes de la consulta, ayer, en La Rambla de santa Mònica.JOAN SANCHEZ

Cristina, Albert y su pequeño bien podrían ser la pareja independentista y treintañera de los gags de Polònia. Él no quiere hablar. Ella sonríe con algo de vergüenza y explica que no están muy de acuerdo con la forma como se ha llevado la ciudad en los últimos 32 años. “Aunque tampoco somos convergentes”, aclara. Él resopla. Ella le pide que se calme. Los tres, vestidos de anuncio, han venido desde su casa en el Poble Sec hasta La Rambla en Santa Mònica para votar en la consulta ciudadana que busca que los barceloneses se pronuncien sobre el futuro del paseo.

“Ya era hora de que alguien nos preguntara cómo queremos que sea La Rambla”, dice Cristina. “Las Ramblas, como le decíamos cuando era pequeña, se han perdido. Ahora siento que son para turistas. No quiero más sombreros mexicanos, quiero barretinas. Debemos ser abiertos, pero también rescatar nuestra cultura”, explica. Mientras Albert entretiene al pequeño, Cristina se sienta en una de las mesas habilitadas al lado del Arts Santa Mònica para llenar las 13 papeletas con las 96 propuestas recogidas por la plataforma Rambla Democrática, conformada por unos 40 vecinos del paseo.

Más de 500 personas, entre el voto anticipado y los que se acercaron ayer, han participado en la consulta, explican desde la plataforma. Eduard Elias, su portavoz, no se atreve a hacer una estimación de los resultados. “No hay un precedente a lo que estamos haciendo”, afirma. El proceso se gestó ante el cansancio producido por el ruido, el olor a orines en el portal, la venta de droga y “la desidia de los políticos, de todos los colores”, en palabras de Elías... Unas 661 personas viven a los lados de La Rambla, según el Ayuntamiento.

El goteo de votantes era constante ayer. En algunos momentos varios tuvieron que sentarse en los bancos de la calle ante gran concurrencia de público. Encontrar un bolígrafo para llenar las papeletas era una tarea titánica. Es una consulta humilde: todo ha salido del bolsillo de los vecinos. El Consistorio, que también realiza un proceso participativo llamado Rambla Viva, solo les facilitó vallas de seguridad y el permiso de ocupar la vía pública. “Nos pedían ordenadores, urnas, sillas, cosas que el distrito no tiene”, explicó el viernes la concejal del distrito Mercè Homs (CiU). Y ante la cicatería de un gobierno al que le encanta jactarse de escuchar, creatividad. Las urnas son cajas de cartón y las sillas y mesas las consiguieron aquí y allá.

Daniel, un erasmus suizo de 24 años, se ha dado cuenta de la consulta por casualidad, mientras caminaba hacia casa, en el mismo paseo. “Hay demasiada droga y venta de alcohol. La ciudad debería intentar que la policía sea más efectiva”, dice. Ona, de 27 años, ha venido desde Sagrada Familia para participar. Estudió en la Escola Massana y siente La Rambla muy suya. “Los vecinos tienen derecho a pedir que su barrio sea normal, que no sea un Port Aventura”, explica.

La votación continúa hoy, hasta las ocho de la tarde. El voto será ponderado: el de los vecinos de La Rambla valdrá el 51%; el de los del Gòtic y El Raval, el 30%; el del resto de Barcelona, el 16% y el de visitantes, el 3%. Pueden participar los mayores de 16 años aportando su DNI o su pasaporte. Escoger Sant Jordi para la consulta no es gratuito, no es solo un asunto de afluencia. Hoy el paseo muestra una de sus mejores caras. Y los organizadores esperan que haya flores y votos por La Rambla.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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