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“El banco decía que mi protesta le daba mala publicidad”

Una santiaguesa consigue la dación en pago de su hipoteca por la presión social

Susana, en el barrio de Vite de Santiago.
Susana, en el barrio de Vite de Santiago.ÓSCAR CORRAL

A las protestas y a las movilizaciones, a la presión, da las gracias Susana, una vecina de Santiago, que se acaba de quitar una deuda de 80.000 euros de encima. Cuatro meses después de anunciarle que iba a subastar su casa, el Banco Santander ha rectificado y donde afirmaba que era imposible hacer nada para saldar la deuda hipotecaria de Susana, ahora acepta la vivienda como pago. Ella entrega un piso que compró en otro contexto, el de 2003, mucho menos ingrato que el actual, y que la ataba a razón de 600 euros al mes.

La propiedad llegó a acumular una deuda de 140.000 euros, costas judiciales incluidas, cuando dejó de pagar la hipoteca. Un viernes del pasado enero le dejaron debajo de la puerta el aviso de que el lunes siguiente se subastaría su casa. En ese momento entró en contacto con la plataforma Stop Desahucios Compostela, que hizo de altavoz de su situación. “Quiero recalcar el trabajo de Stop Desahucios, su apoyo moral, lo que me protegieron, su comportamiento es digno de valorar. Si no es por ellos estaría en la calle y con una deuda de 80.000 euros”, explica.

La pasada semana firmó el acuerdo verbal al que llegó con el banco para entregar su vivienda como pago de la deuda. El Santander aceptó además que viva en su casa hasta comienzos del mes de octubre, con tiempo para clarificar su situación y buscar una nueva vivienda, de alquiler, para ella y sus dos hijos. Ahora, dice, se pondrá también en manos de los asistentes sociales del Ayuntamiento para valorar todas sus opciones y comenzar de nuevo. Hace nueve años, Susana y su pareja compraron el piso en el barrio de Vite por poco más de 80.000 euros. Después llegó el divorcio y cada uno comenzó a pagar su mitad de la hipoteca hasta que llegaron los despidos y el fin del trabajo estable. Aunque Susana encontró otro trabajo, los 600 euros mensuales de hipoteca eran insalvables para su presupuesto e intentó, “antes de llegar a esta situación”, renegociar la hipoteca con el Santander pero el banco no aceptó.

“Sin Stop Desahucios estaría en la calle y con 80.000 euros de deuda hipotecaria”

Estuvo un año sin abonar la hipoteca antes de que el Santander tomara medidas: el 17 de enero iban a subastar su casa. El proceso, sin embargo, fue “irregular”. “El procedimiento de aviso se hizo de forma totalmente irregular, pues las notificaciones judiciales deben ser entregadas por lo menos 20 días antes de que se efectúe la subasta y, en este caso, no se respetó el plazo ni se acreditó que Susana recibiese la notificación”, indican desde Stop Desahucios. Con su asesoramiento legal y la presión en la calle, pararon la subasta y comenzaron la lucha para conseguir la dación en pago. Se concentraron en las puertas del banco periódicamente e hicieron ruido. “Les estábamos dando mala publicidad, nos reprochaban eso. A ellos no les gustaba la mala propaganda, pero [mi situación] era la realidad”, cuenta Susana. Le costó llegar al director de la sucursal y al abogado, que en un principio se negaron a negociar. “Pero a raíz de hacer concentraciones e insistir llegamos a un acuerdo verbal”. Stop Desahucios se encargó de hacer llamamientos a la ciudadanía “e invitando a sumarse y a colaborar”.

Desde la plataforma quiere ayudar ahora a Sandra, una mujer de 25 años que, con su hermano y su madre a cargo, no puede hacer frente a las cuotas de la hipoteca que tiene en Novagalicia Banco y “que le concedieron a los 18 años cuando no contaba con ningún ingreso”. Ahora trabaja, pero con su salario no puede pagar las mensualidades y quiere renegociar la hipoteca. En el caso del matrimonio de Mos de Jesús Fernández y Clara Fervenza, el Banco Popular ya ha subastado su vivienda. Ahora piden a la dirección bancaria que les deje vivir durante cinco años en régimen de alquiler social, pagando 150 euros mensuales, para poder retomar la hipoteca si encuentran trabajo. Si el banco no accede, el 4 de mayo deberán abandonar la casa con sus dos hijas.

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