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Un gestor para amortiguar el ruido

El perfil técnico de Currás augura una etapa más tranquila para Santiago

Angel Currás, ayer, junto al ayuntamiento compostelano
Angel Currás, ayer, junto al ayuntamiento compostelanoANXO IGLESIAS

La elección de Angel Currás para sustituir a Conde Roa al frente del ayuntamiento compostelano garantiza que, salvo sorpresa mayúscula, a partir de ahora el nombre del alcalde dejará de estar permanentemente en polémicas mediáticas de todo tipo. Currás accede al cargo después de haber defendido hasta el último momento la continuidad de Conde Roa, como ocurrió el pasado viernes cuando lanzó un mensaje contundente para que a ningún concejal se le ocurriese empezar a postularse como sustituto del hasta hoy alcalde. Finalmente, Currás, el favorito de Conde Roa, fue refrendado por sus propios compañeros como sucesor y evitó quebraderos de cabeza a la dirección del PP gallego, quen se habría podido ver en problemas para sustituir con garantías a la edil y dipuputada Paula Prado en la Cámara gallega si ella hubiese sido la designada.

Currás accede a la alcaldía sin contar con el aval, pero también sin los condicionantes, de una gestión política anterior. Su experiencia en un cargo público se remonta al período 2000-2005 cuando ejerció como gerente de la fundación que gestionaba la Cidade da Cultura, en los años en los que el Gobierno de Fraga sentó las bases del proyecto. Anteriormente, había sido director económico del proyecto de Santiago como Capital Cultural Europea de 2000. Tampoco es alguien especialmente conocido en la ciudad, aunque reside desde hace muchos años en Santiago, donde ejercía como catedrático de Enseñanza Secundaria en el instituto Xelmírez hasta su nombramiento como concejal de Cultura, Educación y Normalización Lingüística, después de haber ocupado el cuarto puesto en la lista encabezada por Conde Roa en las municipales de mayo de 2011. Un hermano suyo, Celso, fue conselleiro de Educación con Fraga.

Quienes le han tratado estos meses en el ayuntamiento destacan su carácter tranquilo y su amabilidad. A lo largo de estos meses se le ha podido ver en todo tipo de eventos culturales en los que participaba el ayuntamiento, desde un concierto pop como el protagonizado por los portugueses The Gift, hasta la inauguración de diversas exposiciones. No parece probable que su carácter depare escándalos mediáticos como los protagonizados por Conde Roa durante una representación teatral en el Auditorio o las declaraciones extemporáneas en las que acabó convirtiendo al payaso Leo Bassi en víctima (encantada de serlo) de sus ataques. Por cierto, la decisión de no ceder el Teatro Principal para la actuación de Bassi fue responsabilidad del departamento que hasta hoy dirigía Currás.

La experiencia atesorada durante su gestión en la Cidade da Cultura puede servirle para afrontar uno de los retos pendientes en el consistorio compostelano, la integración del complejo del Gaiás en una ciudad que hasta ahora contempla la obra de Peter Einsenman como un objeto extraño en el que muy pocos saben lo que realmente sucede. Habrá que esperar un tiempo para saber si las ambiciones de Currás se limitan a cumplir el mandato que debía haber terminado Conde Roa o van más allá. De momento, su labor más urgente parece ser la de bajar el volumen del ruido que ha acompañado a los 10 meses en los que Conde Roa ha permanecido al frente de la alcaldía. Hasta ahora, la discreción ha sido la seña de identidad de su trayectoria y nadie le imagina en un papel similar al de su volcánico predecesor.

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