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educación

Un cuarto de siglo exportando universitarios a Europa

Las tres universidades vascas envían de Erasmus cada año 2.000 a alumnos

Estudiantes extranjeros de la Universidad del País Vasco (UPV), en las calles de Bilbao.
Estudiantes extranjeros de la Universidad del País Vasco (UPV), en las calles de Bilbao.TXETXU BERRUEZO

Supone una síntesis de aprendizaje de idiomas y nuevas formas de estudiar, acostumbrarse a otras rutinas y realizar viajes comprimidos en unos cuantos meses. En lo emocional, es una mezcla de intensos sentimientos cuyo recuerdo persiste en la memoria para toda la vida. Pocos vascos se preguntan a estas alturas qué es el programa Erasmus, una iniciativa que este año cumple un cuarto de siglo y que permite que la Euskadi universitaria rebase los muros de la comunidad autónoma y de España para adentrarse en las distintas sociedades europeas.

La historia de los vascos de Erasmus se remonta exactamente al año en el que comenzó el programa: 1987. La Universidad del País Vasco (UPV) tenía entonces dos convenios, uno con Francia y otro con Italia, países que siguen hoy entre los destinos preferidos por los universitarios vascos. 25 años después, "la esencia del programa se mantiene", apunta su vicerrectora de Proyección Internacional, Miriam Peñalba. Los convenios entre facultades permiten intercambiar de forma gratuita alumnos por al menos un cuatrimestre, tras el que los estudios realizados —o las prácticas— se convalidan para que puedan seguir con su formación en la universidad de procedencia sin problemas y logren el título.

Las empresas valoran un currículo con este tipo de estancias

El resultado es que hoy el Erasmus es “todo un fenómeno social”, valora Peñalba, quien resalta el cambio de mentalidad que ha supuesto en la juventud. “Un alto porcentaje de jóvenes piensan que es normal salir al extranjero a estudiar, incluso cuando están en Bachiller, nos preguntan en las jornadas informativas”, comenta. En la UPV, si el primer año se enviaron un puñado de estudiantes, para el próximo curso se espera que universidades europeas acojan a un millar de alumnos vascos.

La UPV ha enviado en toda la historia del programa más de 10.000 alumnos y ha recibido más de 6.000. En definitiva, por cada diez alumnos que salen, llegan a la UPV otros seis. Deusto ha pasado de enviar entre 300 y 400 estudiantes cada año a 600 con el plan Bolonia, mientras que Mondragon Unibertsitatea, en los tres últimos cursos, ha enviado al extranjero 500 alumnos. En total, las tres universidades suman en torno a 2.000 alumnos propios en universidades europeas cada curso.

Entre los principales destinos, persisten Italia, Francia y Alemania, aunque países como Polonia o la República Checa han empezado a ganar terreno. El Reino Unido es uno de los lugares con menos presencia en Erasmus. “Siempre una de las principales preocupaciones de las universidades españolas", indica Peñalba. La falta de convenios se explica por una falta de interés hacia España de las universidades británicas. Un estudio de la conferencia de rectores de España apunta a que los alumnos del Reino Unido “salen poco a estudiar al exterior porque muchos de ellos trabajan para pagarse la carrera mientras estudian”, resume Peñalba.

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¿Cuáles son los principales problemas para que Euskadi reciba más estudiantes del extranjero? “El elevado nivel de vida”, señala la vicerrectora. “A un estudiante le cuesta más caro vivir aquí que en otra comunidad autónoma”, apostilla. Y, por supuesto, el clima. Los estudiantes vascos reciben como máximo una subvención de 600 euros mensuales —sumando las ayudas de la UE, el Gobierno vasco o Kutxabank— para sufragarse los gastos.

Los destinos con mayor demanda son Italia, Francia y Alemania

Peñalba explica que un número creciente quiere viajar. Hoy día, casi el 10% de los estudiantes participa en el programa, aunque algunas facultades, como la de Ingeniería de la UPV, alcanza a uno de cada cuatro. A la vuelta "continuan con sus estudios sin problemas, en ningún momento ha supuesto una bajada en el nivel de estudios", aclara Peñalba. Además, las empresas valoran que un candidato tenga una estancia internacional en su currículo: “Supone un perfil psicológico muy interesante: tiene autoestima, autonomía o capacidad de adaptación”, cierra.

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