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Conde Roa admite que desvió el IVA que cobró a clientes para tapar deudas

“Me he puesto a pecho descubierto ante un morlaco”, afirma el alcalde sobre su investigación por delito fiscal El popular declara el jueves como imputado

En la pantalla en la que normalmente se muestran proyectos del Ayuntamiento, Conde Roa enseñó sus construcciones. “Buenos edificios” para viviendas protegidas, “que ganaban concursos” y con “excelentes acabados”, explicó ante los planos de una promoción en Parla.
En la pantalla en la que normalmente se muestran proyectos del Ayuntamiento, Conde Roa enseñó sus construcciones. “Buenos edificios” para viviendas protegidas, “que ganaban concursos” y con “excelentes acabados”, explicó ante los planos de una promoción en Parla.ÓSCAR CORRAL

El IVA que Gerardo Conde Roa cobró a los compradores de 61 pisos que construyó su empresa Geslander Proyectos de Edificación fue directamente a manos de los bancos y de los proveedores a los que debía dinero. El alcalde popular de Santiago pasó de no saber nada de lo que le imputaba la querella que presentó la pasada semana la fiscalía contra él por defraudar 291.000 euros en concepto de IVA a admitir el hecho y presentarse como otro promotor inmobiliario más al que le sorprendió la crisis del ladrillo. El alcalde mantiene su defensa sobre dos pilares: que él no se quedó ni un euro de ese impuesto, sino que fue “a cubrir deudas bancarias, con proveedores y los trabajos de construcción para que nadie se quedase sin cobrar y se acabaran las obras”, y, por otro lado, la diferenciación que Conde Roa hace entre “deuda reconocida” y fraude. El regidor popular no piensa dimitir y cuenta por ahora con el apoyo de su partido para mantener el cargo.

Según su consideración, el alcalde no defraudó a Hacienda porque ha puesto a disposición de la Agencia Tributaria “todos los libros, documentos, extractos bancarios y todo lo que se ha pedido”. Y no dudó en auparse por su diligencia: “Gente que se ponga a pecho descubierto como José Tomás delante de un buen morlaco, siendo un cargo público, al que conoce todo el mundo. Voy allí a pecho descubierto y pidiendo vez y diciendo aquí estoy. A ver cuántos lo hacen, que me gustaría verlo”. Esta colaboración, según al alcalde, abogado de formación, le exime del delito de fraude y lo deja todo en una deuda. “Una cosa es la existencia de una deuda tributaria, al igual que pueden tener miles de ciudadanos, y otra es que haya fraude, entendiendo por ello la ocultación deliberada de datos que vaya en perjuicio de la Hacienda Pública”, explicó. Sin embargo, según sus propias palabras, ese dinero no se notifica siempre a Hacienda, sino que “depende”. “En algunos casos se hace y en otros se espera a que Hacienda lo requiera”. El alcalde defendió así que se puede dejar de pagar impuestos y aguardar hasta que Hacienda los reclame.

Desde hace casi un año, “dos días antes de las elecciones” del 22 de mayo, Conde Roa sabe que lo investigan y, durante este tiempo, acudió a múltiples reuniones con la Agencia Tributaria que desembocaron en un documento en el que, con su firma, el alcalde reconocía la deuda. Un dinero que, según su declaración de ayer, pidió comenzar a pagar mientras estaba siendo investigado pero que la Administración le pidió que esperase a que se cerrase su expediente. Apenas un mes después de rubricar el acuerdo, la Agencia Tributaria pidió a la fiscalía lo denunciase. Un proceso sobre el que Conde Roa construyó ayer una historia con un doble fondo, en el que hay “algo más”, un comportamiento de Hacienda “que no encaja”. “No puedo reunir en un mes 50 millones de las antiguas pesetas. Hay que pedir a amigos, familiares y créditos. A todo el mundo se le conceden plazos. Yo, no sé por qué, he sido la excepción”, argumentó. En todo caso, el “llegar a la cara oculta de la luna”, como lo definió parafraseando a Pink Floyd, lo dejó para un segundo acto, cuando termine la investigación judicial. El mediodía del jueves tiene cita Conde Roa para declarar ante el juez Vázquez Taín.

El regidor encuentra también justificación a su actuación en el simple envoltorio que la rodea: las viviendas de protección oficial están “muy controladas” y el notario remite el contrato de compraventa a la Agencia Tributaria. “Cómo va a pretender uno escaparse. Qué sentido tendría”, se preguntó.

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En el papel de promotor que sucumbió, como tantos otros, a la crisis, Conde Roa mostró a la prensa parte de las viviendas que ejecutó su promotora, todas de protección oficial, y defendió a su empresa como algo que quería ser “más que una promotora” y “demostrar que se podía ganar dinero honradamente” y construir pisos para que “rumanos, colombianos, españoles, polacos y checos” pudieran vivir en pisos con aire acondicionado en zonas comunes. Dos promociones, en Lalín —donde solo vendieron siete pisos de los 28 construidos— y Daimiel (Ciudad Real) —para la que la Caja de Castilla-La Mancha le negó un crédito “que ya tenían”— llevaron a Geslander a “una situación de grave crisis”.

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Conde Roa no piensa dimitir ni cree que haya motivos para que su partido le pida que se vaya. Con el presidente de la Xunta ha mantenido una conversación “cordial y correcta” y este no ha forzado, por ahora, su marcha. Dice Conde Roa que en su partido “está tranquilo” porque lo conocen “desde hace años”. Su promotora ya tuvo que ser requerida en el Ayuntamiento en el que ahora es alcalde por no pagar 7.000 euros en el Impuesto de Bienes Inmuebles y Hacienda le envió 18 notificaciones de embargo por demorar pagos. Pese a eso, Gerardo Conde Roa afirma que en el Ayuntamiento lleva una gestión “ortodoxa e impecable”. “Quiero que auditen las cuentas del Ayuntamiento cuando me vaya”, zanjó.

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