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Adrenalina a tope en el Pirineo

La comarca leridana del Pallars Sobirà lidera el negocio de los deportes de aventura

Practicantes del rafting en uno de los ríos del Pirieno de Lleida.
Practicantes del rafting en uno de los ríos del Pirieno de Lleida.AEPS

El agua del deshielo y de las últimas lluvias ha embravecido los ríos del Pirineo de Lleida. Es momento de introducirse en las entrañas de los cauces y luchar a cuerpo contra las corrientes y los obstáculos de la naturaleza. Alrededor de 50 actividades acuáticas, terrestres y aéreas esperan en el Pirineo hasta otoño a los más intrépidos y los buscadores de emociones fuertes.

Los deportes de aventura, mezcla de deporte, riesgo y diversión, ayudan a olvidar por unas horas las preocupaciones y sinsabores de la vida cotidiana. Protagonizar situaciones de peligro dispara la adrenalina de quien desafía a las fuerzas de la naturales. Un riesgo que, en contacto con la naturaleza, puede convertirse en placer. Quien lo prueba, repite.

Un practicante de 'puenting' en el Pirineo de Lleida.
Un practicante de 'puenting' en el Pirineo de Lleida.AEPS

La afición por los deportes de aventura no ha dejado de crecer desde la introducción de su práctica en la comarca leridana del Pallars Sobirà hace 26 años, donde actualmente concurren la mayoría de las empresas que organizan una variada oferta de actividades. Lo que para los lugareños fue inicialmente una extravagancia se ha convertido en una modalidad de turismo activo que genera riqueza y que cada vez más goza del favor un buen número de personas de todas las edades.

El Pirineo de Lleida lidera el negocio con una amplia oferta en una diversidad de espacios que atesoran una gran belleza paisajística. Los deportes de aventura constituyen, junto a la nieve, un sector estratégico para las comarcas de montaña de Lleida, especialmente en el Pallars Sobirà, Alt Urgell y Val d’Aran. El año pasado, las 600.000 actividades contratadas generaron unos ingresos de 20,5 millones de euros.

Sort, Rialp y Llavorsí son las localidades de referencia para todos los que tienen espíritu aventurero y quieren disfrutar de las actividades de agua, principalmente rafting, hidrobob, hidrotrineo, piragüismo, canoa, kayac, puenting o descenso de barrancos. Por el grado de dificultad se consideran aptas para toda clase de público y los únicos requisitos son saber nadar y no tener miedo.

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El rafting es el rey de los deportes acuáticos y el río Noguera Pallaresa uno de los grandes escenarios para disfrutar de las aguas bravas. También se puede practicar en el Parc del Segre de La Seu d’Urgell y en el río Garona, en la Val d’Aran. Esta actividad, apta para todas las edades y sin necesidad de preparación previa, se realiza en grupos y consiste en descender por el río en grandes barcas neumáticas sin motor, con una capacidad de entre cuatro y diez personas. Los tripulantes llevan un remo corto de una sola pala para poder dominar el bote siguiendo las indicaciones del monitor que lleva un remo más largo que hace las veces de timón. A veces, los vuelcos son inevitables, pero todos los ocupantes de los botes van provisto de chalecos salvavidas.

Práctica del hidrotrineo en el Pirineo de Lleida.
Práctica del hidrotrineo en el Pirineo de Lleida.AEPS

El tramo del Noguera Pallaresa comprendido entre las poblaciones de Llavorsí y Sort, de unos 20 kilómetros, ofrece desniveles y rápidos que en ocasiones provocan el vuelco de las barcas y elevan la emoción del descenso. Se aconseja contratar la actividad con antelación, por teléfono o Internet, para tener asegurada una plaza en la fecha que se visita la zona y se quiere realizar el descenso.

El precio del descenso es de unos 35 euros e incluye el equipo completo necesario para realizar la actividad (traje de neopreno, chaleco salvavidas y casco), el monitor, el seguro para todos los participantes y el transporte desde las instalaciones al río y el regreso hasta el punto de partida.

El descenso por el río también se puede realizar en canoas de una o dos plazas y en hidrotrineos, otra de las modalidades que aporta emociones fuertes y que permite estar en contacto directo con el agua. No hay que olvidar que en el Pirineo el agua de los ríos está fría incluso en verano. El hidrotrineo es una plancha flotadora de caucho, con forma de trineo, en la que el navegante va tumbado y se ayuda de unas aletas de goma en los pies para maniobrar el artilugio. El equipo se completa con un traje de neopreno reforzado en codos y rodillas, un casco de protección para cabeza y barbilla y chaleco salvavidas. El nivel de dificultad es bajo, pero se requiere un buen estado físico.

Practicantes del barranquismo en el Pirineo de Lleida.
Practicantes del barranquismo en el Pirineo de Lleida.AEPS

Otros dos deportes de aventura de baja dificultad, no menos emocionantes, que pueden practicarse en la zona por personas con poca experiencia son el barranquismo o descenso de barrancos y el puenting.

El barranquismo se practica en los cañones o barrancos de montaña con un cauce estrecho, escabroso y con fuertes desniveles, con tramos con poco caudal o incluso secos, donde también pueden encontrarse pozas profundas, toboganes y cascadas. La actividad consiste en superar los obstáculos caminando, nadando, haciendo rapel o escalando si es necesario. Por seguridad se aconseja practicarlo en grupo y llevar el equipo adecuado (mochila con drenaje para el agua, calzado especial, traje de neopreno, casco, arnés con mosquetón, descendedor y cuerdas). Hay barrancos de iniciación y de perfeccionamiento. El barranco de l’Infern, cerca de la población de Sort, es uno de los preferidos por los amantes de esta especialidad.

Sin embargo, las emociones más intensas están reservadas para el puenting, que consiste en tirarse al vacío enganchado a unos arneses que se mantienen sujetos a un puente. Está considerado un deporte extremo, pero menos peligroso de lo que parece si se siguen a rajatabla las instrucciones de los monitores. La velocidad que se adquiere durante la caída libre aporta una sensación especial. Antes de arrojarse al vacío se produce una subida de adrenalina, mientras que al final del salto la sensación de relajación es extrema. Las cuerdas elásticas provocan que el cuerpo rebote en el aire y que al final del recorrido la persona se balancee debajo del puente a escasa distancia del agua o del suelo. Está prohibido para menores de 16 años.

Además de la amalgama de deportes de aventura, la zona ofrece otros atractivos relacionados con la naturaleza y la gastronomía que el visitante no puede ignorar. Después de un emocionante descenso en rafting se puede realizar el mismo día una excursión a los incomparables paisajes del Parque Nacional de Aigüestortes y Llac de Sant Maurici, el único de Cataluña, con picos de más de 3.000 metros y más de 200 lagos, o diversas rutas en bicicleta de montaña o en quad.

Degustar la rica gastronomía tradicional, después de una sobredosis de naturaleza y aventura, puede ser el mejor broche a la estancia en el Pallars Sobirà. Entre sus platos típicos destacan los derivados del cordero, como la girella (un embutido relleno de arroz), el palpís (un plato muy antiguo que se hace con los muslos del cordero), los embutidos y quesos caseros, la carne de vaca de la raza bruna, el allioli de membrillo, las tortillas de setas, los patés, los yogures y la trucha autóctona de río. Y no hay que olvidar el famoso Filiberto, un postre que desata pasiones, y de la ratafía de nueces.

Guía práctica

L. V.

Cómo llegar: Llavorsí. Desde Lleida en coche por Balaguer, Àger, Tremp, La Pobla de Segur y Sort. Hay tres servicios diarios de ida y vuelta con autocar entre Lleida y Esterri d'Àneu. También se puede llegar en tren hasta La Pobla de Segur.

Qué hacer: Más de 50 actividades relacionadas con la naturaleza, entre las que destacan los deportes de aventura como el rafting, el hidrotrineo, el piragüismo, el puenting y el barranquismo. Hay unas 40 empresas dedicadas a este sector.

Qué ver: A unos 20 kilómetros está el Parque Nacional de Aigüestortes y Llac de Sant Maurici. Se accede en taxi desde la localidad de Espot. Resaltan sus lagos Sant Maurici, Ratera y Amitjes y los picos del Tuc de Colomer (2.931metros), Peguera (2.982metros) y, el más representativo del parque, Els Encantats, con sus agujas de 2.749 metros.

Los conjuntos histórico-artísticos de Sant Just y Sant Pastor de Son, con su retablo original del siglo XI; el Monasterio de Santa María y las salinas de Gerri de la Sal; las iglesias románicas de Sant Joan d’Ísil y Santa Maria d’Àneu; la ermita de Sant Lliser d’Alós d’Ísil, y el Ecomuseo de les Valls d’Àneu-Casa Gassia.

Dónde comer: Cal Mariano, en Baro; El Pigall, en Llessui; Can Punyetes y Pessets, en Sort, o Riberies, en Llavorsí.

Qué comprar: Embutidos y quesos caseros, ratafía 'Els Raiers' y lotería en La bruixa d'Or, de Sort.

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