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Un millar de personas pide el fin de las obras de cinco colegios públicos

Ocho asociaciones de padres y madres y cinco vecinales reclaman escuelas de calidad

Manifestación para reclamar el fin de las obras en cinco colegios públicos de Madrid, en la Puerta del Sol.
Manifestación para reclamar el fin de las obras en cinco colegios públicos de Madrid, en la Puerta del Sol.ULY MARTÍN

Unas mil personas se concentraron ayer en la Puerta del Sol para reclamar colegios públicos de calidad. Los convocantes eran las asociaciones de madres y padres de cinco colegios con problemas de obras: Ausiàs March (Villaverde), Maestro Padilla (Carabanchel), Josep Tarradellas y Antonio Fontán (ambos en Fuencarral-El Pardo), el Constitución de 1812, de Leganés. Otros dos de Villaverde, El Greco y Los Rosales, apoyan la reclamación de sus vecinos del Ausiàs March, con el que se unen además para pedir un instituto en el distrito, junto con la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) de Villaverde.

A ellos se han sumado también seis asociaciones vecinales (Los Rosales, Butarque, Pau de Carabanchel, Montecarmelo, Las Tablas, Barrio de Vereda de los Estudiantes de Leganés). Los padres se quejan no solo de los retrasos en las obras de los colegios, sino también de los “engaños” de la Consejería de Educación, por los constantes cambios de fechas y de fases de las obras.

Los manifestantes, en Sol.
Los manifestantes, en Sol.U. MARTÍN

La necesidad de un instituto en Villaverde también ha estado presente en la protesta: “El Greco lo cambiaron de CEIP [Colegio de Educación Infantil y Primaria] a CEISO [Colegio de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria]; parchean a base de siglas”, apostilla Lute Hernández, de la FAPA de Villaverde.

En el caso del Ausiàs March,las obras están paralizadas desde enero y acaban de adjudicarse de nuevo. La Consejería de Educación afirma que estarán listas para septiembre, pero los padres lo dudan y, además, no están de acuerdo con que solo se construya una parte del centro.

César López, del Antonio Fontán, destaca que el problema no es “puntual” sino que reside en “la forma de hacer las cosas, a cuentagotas”, explica. Las consecuencias: “Niños desplazados a otros centros o que dan gimnasia en la sala de audiovisuales que también sirve de comedor”.

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