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Intemporal John Cale

El veterano rockero engatusó en A Coruña a un público escaso pero entregado

El galés John Cale con algunos de los músicos que le acompañan, durante el concierto en A Coruña.
El galés John Cale con algunos de los músicos que le acompañan, durante el concierto en A Coruña.GABRIEL TIZÓN

Transciende el tiempo. Aunque vino el sábado noche a A Coruña inaugurando un ciclo local de conciertos titulado Leyendas de la música, a las pocas semanas de cumplir 70 años de edad y más de 40 en los escenarios, John Cale dejó claro que está no solo en plena forma física, sino también musical. Y que la veteranía es también sinónimo de vanguardia. La excelencia de sus nuevos temas, algunos aún inéditos, dejaron grandes momentos de vanguardista rock en directo, como la interpretación de uno de sus más destacados últimos trabajos, Catastrofuk.

Aunque es aún invariablemente presentado como el cofundador con Lou Reed de la mítica The Velvet Underground, hace mucho tiempo que la dejó atrás. Combinando viejos y nuevos temas, incluyendo cuatro en rigurosa primicia de su próximo disco aún sin editar, el rockero galés, formado a la sombra de John Cage, también considerado por algunos como precursor del punk y productor de Patti Smith o The Stooges, por citar solo algunos, conquistó al escaso y también mayoritariamente veterano público que el sábado acudió a su única actuación en Galicia.

Su maestría hizo olvidar la estética congresista del auditorio de Palexco

A diferencia de su última escala en Bilbao, John Cale no llenó ni mucho menos en A Coruña. La dispersión de las poco más de 400 personas, solo un tercio del aforo del auditorio del Palacio de Congreso y Exposiciones de A Coruña (Palexco), reforzó la sensación desangelada del ambiente. Pero la maestría del múltiple instrumentalista Cale, de pie ante su teclado o con la guitarra acústica, logró llenar los huecos entre las butacas. Y hacer olvidar el gris de este recinto de mullidas butacas y excelente sonido de A Coruña que debuta como sala de conciertos de rock, su estética congresista pasada de moda —¿Qué pintan esas enormes y horrorosas macetas de arbustos en las cuatro esquinas del escenario?—. O el agobio de las azafatas persiguiendo a incondicionales que trataban de tomar fotografías con sus móviles para dejar constancia del momento en las redes sociales.

Perfecto es también el acoplamiento de John Cale con sus jóvenes acompañantes a la guitarra y al bajo y, sobre todo, con el excelente batería Michael Jerome. Los intercambios musicales entre los cuatro músicos fueron de lo mejor de la noche. El galés no dejó de ir y venir entre el pasado y el presente de su larga trayectoria musical, entrelazando canciones de su Paris 1919, uno de sus más populares y casi cuarentón trabajo en solitario, con su también amplia discografía de bandas sonoras de películas y los cinco temas del Extra Playful, el avance popero y recién estrenado de ese próximo albúm de rock cuya salida no deja de retrasarse.

Exageradamente tacaño en palabras con un público que se entusiasmó en varias ocasiones y le lanzó sonados bravos, John Cale aún así resultó irresistiblemente elegante en su actuación en la que rehuyó de sonidos estridentes. Tampoco faltaron momentos intimistas, coronados por una voz inconfundible y que conserva, pese a los años, toda su potencia y belleza. Lo dicho: Cale sigue trascendiendo el tiempo.

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