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LIBROS

Lluís Bassets: “Las revueltas árabes han recuperado las esencias de la democracia”

Lluís Bassets presenta su último libro: "El año de la revolución. Cómo los árabes están derrocando a sus tiranos"

Lluís Bassets, director adjunto de 'El País'.
Lluís Bassets, director adjunto de 'El País'.CLAUDIO ÁLVAREZ

Las revueltas árabes no son un fenómeno que pueda circunscribirse a esos países donde han caído viejos regímenes corruptos y se han derrocado crueles dictaduras, son parte de los grandes movimientos tectónicos de este comienzo de milenio, son también una forma de emergencia, distinta pero paralela a la de países como Brasil, China y todos los que reclaman su presencia en el tablero mundial. “Son las sociedades de esos países árabes las que emergen y se deshacen de los regímenes que les impedían jugar su papel en el mundo global, porque también quieren su parte del pastel”.

Quien así piensa es el periodista Lluís Bassets, director adjunto de EL PAÍS, que ayer presentó en Barcelona su último libro, El año de la revolución. Cómo los árabes están derrocando a sus tiranos (Taurus), acompañado por el también periodista Cristian Segura, premio Josep Pla de Novela, y miembro de una generación que como el propio Bassets se encargó de precisar, no ha vivido el viejo empuje del idealismo europeo, con el que se construyó una sociedad de libertades y derechos, y que finalmente se quedó sin ideales. La nueva generación, añadió Bassets, “practica un escepticismo conservador, consistente en la conocida frase del príncipe Salina que asegura que es necesario que algo cambie para que todo siga igual.

Bassets sostiene que desde la caída del muro de Berlín no ha habido ningún momento de igual intensidad que las revueltas árabes

Todo esto se ha roto con las revoluciones árabes. “El mundo árabe ha recuperado las esencias de la democracia”, dijo Bassets, para quien desde la caída del muro de Berlín no ha habido ningún momento de igual intensidad”. “En un momento en el que parecía todo acabado, los jóvenes árabes nos han dado una lección mostrando que se pueden cambiar las cosas. China ha prohibido plantar jazmín en los jardines, por el paralelismo con la revolución tunecina”, añadió.

Bassets cree que todavía no está definida la recomposición de los equilibrios de poder en la región, porque lo que realmente sucedía hasta las revoluciones es que en el mundo árabe no había política exterior, algo que ahora ha quedado en evidencia con fenómenos como el renacimiento de la Liga Árabe, que estaba congelada y ahora es objeto de deseo. Hay muchos actores en juego, ha explicado: Turquía, Arabia Saudita o Irán, aunque sea una vieja potencia regional en decadencia. El caso de Turquía es interesante porque es un modelo de éxito y demuestra que Islam y democracia son conceptos compatibles, con todos los problemas que tiene el modelo turco; pero pone muy nerviosa a Arabia saudí, que no quiere un modelo democrático.¿ Y Europa? “Los europeos tenemos mucho que decir, pero muy pocas ganas de decirlo”, ha sentenciado Bassets. .

¿Por qué decidió acabar el libro en noviembre pasado y no más tarde, teniendo en cuenta que la situación sigue evolucionando?, le preguntó Segura. “Porque si no lo acababa rápido sería un libro infinito, la gracia era intentar cerrarlo”.

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