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Apaleados por repartir pollos

Cuatro ‘mossos’ aceptan multas de 1.440 euros por pegar a dos hombres a los que confundieron con delincuentes

Cuatro mossos d’esquadra aceptaron ayer penas de multa de 1.440 euros cada uno por dar una paliza a dos repartidores de pollos para detenerlos, tras una persecución por la carretera en la que ambos grupos se confundieron mutuamente con delincuentes, dado que los agentes iban de paisano.

Los agentes afrontaban una petición fiscal de cuatro años de cárcel y cuatro de inhabilitación cada uno por un delito de lesiones por apalear a los dos transportistas inocentes. Pero ambas partes pactaron la pena, informa Efe. Además, los policías deberán indemnizar a los transportistas con 8.430 euros por daños morales, puesto que les denunciaron por resistencia a la autoridad, algo que posteriormente se archivó.

El rocambolesco incidente ocurrió la madrugada del 9 de mayo de 2008, cuando los dos repartidores de pollos estaban comiéndose un bocadillo en el interior de su furgoneta en una estación de servicio de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental). Los agentes Antoni Díaz y Pedro Quiñones, que prestaban servicio de paisano en un coche sin logotipo, los confundieron con delincuentes y los encañonaron, sin identificarse en ningún momento como policías, según la exposición de los hechos de la fiscalía, aceptada por los acusados.

Los transportistas se asustaron al ver el arma y arrancaron su furgoneta con la única finalidad de escapar de los que creían delincuentes, por lo que se inició una persecución por la carretera. Las dos víctimas llamaron al teléfono de emergencias 112 para avisar de que los estaban persiguiendo unos desconocidos y por ese motivo se detuvieron en cuanto vieron un vehículo de los Mossos (este con logotipo).

Los transportistas se asustaron al ver el arma y arrancaron su furgoneta con la única finalidad de escapar de los que creían delincuentes

Pero instantes después, llegó el automóvil de los agentes de paisano. Los transportistas descendieron de su coche y se encontraron con los dos agentes uniformados del coche que llevaba logotipo, Jordi Subirana y Daniel Rodríguez, uno de los cuales les apuntaba con su arma mientras el otro esgrimía una defensa extensible.

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Pedro Quiñones, de paisano, se lanzó sobre una de las víctimas, la tiró al suelo y le pegó patadas por todo el cuerpo, mientras un segundo agente le pisaba la cabeza y lo golpeaba con la defensa extensible, entre insultos. El otro transportista también fue derribado y esposado por uno de los agentes uniformados, tras lo cual el procesado Pedro Quiñones le empezó a dar patadas y a golpearlo con una barra extensible. Los otros acusados permanecieron impasibles ante la conducta de sus compañeros, por lo que la fiscal les imputa el mismo delito de lesiones.

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