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Carlos Blanco se fusiona con Budiño

El humorista como rapero y el gaiteiro como ‘dj’ presentan espectáculo juntos

Carlos Blanco y  Budiño durante una actuación en A Coruña
Carlos Blanco y Budiño durante una actuación en A CoruñaGABRIEL TIZÓN

Cuando en el Festival de Ortigueira del año 2003 Carlos Blanco subió al escenario para hacer una colaboración puntual de un rap con Xosé Manuel Budiño, confiesó que tuvo un presentimiento: “Sabía que acabaríamos haciendo un espectáculo juntos”. Casi una década después, en la era de las fusiones, también la de Blanco y Budiño ha llegado para confluir en “iLalelo” (léase “ailalelo”), un espectáculo donde los dos artistas desarrollan facetas inéditas: Blanco como ácido rapero y Budiño como Dj creador de espacios sonoros.

Blanco ha descubierto a un Budiño diferente, con su punto gamberro, lejos del virtuoso de la gaita que identificamos. Un dj que genera bases electrónicas, mezcladas en directo con sonidos de panderetas o de gaitas, que explora el maridaje oculto entre Xil Ríos y la música bhangra de Bollywood o las coplas sampleadas de Faustino Santalices. “Budiño es también un orfebre y un esteta que investiga el sonido”, revela Carlos Blanco sobre esta faceta del gaitero. “Carlos me ha introducido en un ámbito nuevo para mi como es actuar en bares. Traigo todos los aparatos de mi estudio y trabajo con ellos a la vista de la gente y es una experiencia nueva muy interesante”, confiesa Xosé Manuel Budiño, que combina las actuaciones con la preparación de un espectáculo con Kepa Junkera.Con su ipad en la mano, Blanco desgrana sobre el escenario un guión con temas absolutamente disparatados, cuya fuente principal son las redes sociales. “En facebook escribes y al rato responde mucha gente ingeniosa. Es una mina de oro para un humorista”, confiesa el actor sobre esta red que ha convertido en herramienta indispensable. En iLalelo, Blanco va rapeando el nombre de grupos que cuentan con miles de seguidores en facebook y que no tienen desperdicio. El público se lo pasa en grande rapeando el título de grupos como “Eu tamén pillei un puntiño na sesión vermú de Campo Lameiro”, o la más exitosa del show, que el público ya corea como si fuese la canción del verano: “para beber viño apúntase calquera, o carallo é para dar sulfato”. Como le gusta apuntar a Blanco, “es una frase que condensa el sentir de un país”.

En otra de las partes más aclamadas del show, Blanco enumera una retahila de desternillantes blasfemias que escuchó a las pescantinas de su Arousa natal, tan ingeniosas como poco recomendables para reproducir fuera de su contexto. “Cada noche se salta el guión y debo acompañarlo en la improvisación y crear músicas sobre la marcha”, explica Xosé Manuel Budiño sobre su nueva experiencia. Los contendidos van variando en función de las últimas noticias del día: desde Urdangarín a las escisiones del BNG, pasando por la fusión de concellos o la Operación Campeón. A todo le saca punta, y por lo que se ve, con enorme éxito. Posiblemente no haya en estos momentos en el circuito gallego un artista que conecte tanto con el público como Carlos Blanco. Llena locales, le llueven peticiones y se ha ganado el respeto de un público fiel tras años tirando millas de bar en bar.

“Me siento heredero de aquellos músicos de jazz que iban cada noche de club en club, como Charlie Parker o Thelonius Monk”, confiesa este amante del jazz, que reinvidica con orgullo “la libertad absoluta que da poder decir que vives de un público que paga una entrada por verte”.

Ahora, con iLalelo, se plantea nuevos retos más allá de los bares: buscar espacios en exteriores. “Era reticente a salir de los bares, pero acompañado de Budiño me siento más protegido. Buscaremos también actuaciones en verbenas y buscar otro tipo de públicos, fuera de los teatros y auditorios”, avanza sobre el recorrido de este espectáculo. “Somos como Panorama, pero en pequeño formato”, bromea Blanco.

Mientras tanto, sigue escudriñando en facebook, leyendo a diario los periódicos y escuchando blasfemar a sus vecinas las pescantinas de Arousa. En el fondo, eso es iLalelo: la historia cotidiana de un pequeño país contada por un humorista rapero y un gaitero dj.

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