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CRÍTICAS | CONCIERTO LÍRICO

La gitana afortunada

La mezzosoprano Herrera, una vez más modélica en su faceta de cantante-actriz

La mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera.
La mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera.ROB MOORE (EFE)

A la mezzosoprano canaria, o venezolana-canaria, Nancy Fabiola Herrera le va como anillo al dedo el personaje protagonista de Carmen, la popular ópera de Bizet. La habanera, la seguidilla y la canción bohemia de este título lírico son el punto de llegada —o tal vez la excusa— del espectáculo Gitanas en concierto, un particular viaje alrededor del mundo de las gitanas en el canto de la mano de Falla —El amor brujo, La vida breve—, Verdi —Il trovatore— o zarzuelas como La leyenda del beso, La chavala, La alegría del batallón o La Tempranica.

Gitanas alegres o desdichadas muestran a través del canto sus estados de ánimo, sus explosiones de júbilo o sus desasosiegos. Nancy Fabiola Herrera interioriza o proyecta lo que ellas sienten. Es modélica su aproximación de cantante-actriz, porque se mete en lo más profundo de sus personajes para iluminarlos y darles vida. El recorrido fue ganando en intensidad conforme el concierto avanzaba. De la contención en Falla a la pasión en Bizet hay un largo camino de expresividad conquistada. En Carmen la fusión emocional es total. Otros momentos destacados van desde un aria de Azucena en Il trovatore a Sierras de Granada de La tempranica.

Un camino paralelo al de la cantante recorre la orquesta, dirigida con pulso por Cristóbal Soler. El joven maestro contagia a los músicos su sentido del orden aunque no su impagable sonrisa. Algunos de los miembros de la orquesta parece que están en un funeral. No es que tengan que estar a carcajadas, lo importante es que toquen bien, algo que hicieron, pero verles tan afligidos transmite una contagiosa tristeza. Por lo demás, la segunda parte del concierto ganó en empuje respecto a la primera. El Coro del Teatro cumplió y en algún momento, como en La traviata, incluso cautivó.

El concierto fue sumamente entretenido y el público disfrutó de lo lindo. La mezzosoprano se cambió varias veces de ropa, a tono con las situaciones. Era un signo de entrega e identificación con lo que estaba representando. En la última vez que había actuado en este teatro, dentro del Ciclo de lied, sorprendió por su personalidad y saber estar. En el concierto lírico del sábado, con un repertorio muy diferente de autores y estilos, volvió a convencer por su presencia escénica y autoridad vocal. Es una cantante que se ha instalado desde hace tiempo en la madurez artística. Sus éxitos en teatros de postín no hacen sino confirmar una trayectoria de mucho mérito.

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