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El Palacio de la Música, listo en 2013

La fachada del emblemático cine, cerrado en 2008, ya luce restaurada Bankia espera inaugurarlo el año que viene reconvertido en auditorio

Elena G. Sevillano
El Palacio de la Música, en febrero pasado, con la fachada ya terminada.
El Palacio de la Música, en febrero pasado, con la fachada ya terminada. CARLOS ROSILLO

La última sesión en el histórico cine Palacio de la Música fue el 22 de junio de 2008. En la sala grande, con añejas butacas de terciopelo rojo, pasaban Antes que el diablo sepa que has muerto, de Sidney Lumet. Entre las tres salas, hubo 125 espectadores en el último día de un cine que dejó algo más huérfana de grandes pantallas la Gran Vía (resistieron el Palacio de la Prensa, el Capitol y el Callao). Unos meses antes, el director se quejaba de que la ocupación no llegaba al 2%. Era insostenible. La Fundación Caja Madrid cerró un mes después la compra del edificio. Iba a convertirlo en un auditorio. Hoy la fachada del Palacio de la Música ya luce remodelada, después de estar cubierta por andamios a finales del año pasado. Las obras siguen en el interior. Según las previsiones de la fundación, el auditorio podrá abrir el año que viene.

El edificio, proyectado por el arquitecto Secundino Zuazo, cuenta con 6.630 metros cuadrados en tres plantas

El Ayuntamiento de Madrid aprobó en marzo de 2010 el plan especial que permitió llevar a cabo la rehabilitación del edificio, situado en Gran Vía, 35, que cuenta con la máxima protección. Los enormes carteles que anunciaban los estrenos habían dejado la fachada muy deteriorada, con huecos y molduras rotas. Ahora ya se puede comprobar el trabajo de restauración, que ha devuelto el esplendor original a la fachada. El edificio, proyectado por el arquitecto Secundino Zuazo, cuenta con 6.630 metros cuadrados en tres plantas más una vivienda en la parte superior de unos 500 metros, que no formaba parte del diseño original y que se decidió eliminar.

En su lugar, ha aparecido una cubierta traslúcida que cubre un gran espacio diáfano, a modo de sala polivalente, con formas ondulantes. La reforma ha afectado especialmente al subsuelo. Los sótanos se convirtieron en los años ochenta en dos minicines, que ahora desaparecen para albergar los vestuarios y los camerinos, además de una sala de ensayo para los artistas. La sala principal, de 1.600 butacas, tendrá un escenario mayor, de forma que pueda contener una orquesta de un centenar músicos y un coro de unos 80 cantantes. 

El Palacio de la Música en Gran Vía 35 en 2009.
El Palacio de la Música en Gran Vía 35 en 2009.CLAUDIO ÁLVAREZ

Tras la compra del edificio, el director de la Fundación Caja Madrid, Rafael Spottorno, calculó que la obra podría estar acabada en el otoño de 2011. Sin embargo, ya avisó de que sería "larga y costosa". La nueva fecha de inauguración ha pasado al próximo año, según precisa un portavoz de la caja, ahora Bankia. 

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El Palacio de la Música fue construido entre 1924 y 1926 por encargo de la SAGE (Sociedad Anónima General de Espectáculos). Su arquitecto, Secundino Zuazo Ugalde, lo concibió como un edificio multifuncional con una sala de cine y conciertos, una sala de fiestas bajo el patio de butacas y un cine de verano al aire libre en la azotea. Durante las obras, en la madrugada del 4 de diciembre de 1925, se hundieron la cubierta y la fachada que daba a la calle Abada, lo que obligó a Zuazo a modificar el proyecto original, suprimiendo el cine de la azotea.Fue inaugurado con el nombre de Cine Sage el 13 de noviembre de 1926, con un concierto dirigido por el maestro Lasalle, y al día siguiente se proyectó la primera película, La venus americana. El edificio, que a partir de 1928 empezó a ser conocido como Palacio de la Música, tiene un aforo de 1.600 butacas, lo que hace que esté entre los 20 cines más grandes de Europa.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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