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CRÍTICA | CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Catalanes

Se recupera 'Roger de Flor', de Ruperto Chapí, en versión de concierto.

El intento de recuperar Roger de Flor se remonta a 2009, pero alguien pensó que las referencias a Cataluña y a los catalanes (en concreto, a los almogávares que él capitaneó a principios del siglo XIV) eran poco adecuadas para conmemorar el Día de la Comunidad Valenciana (9 d’Octubre). Se optó entonces por cambiar el libreto, sustituyendo “catalanes” por “valencianos”, pero los herederos de Ruperto Chapí se negaron en redondo, y al final el montaje fue aparcado. Luego se han descubierto fragmentos que faltaban, realizándose una edición crítica de la partitura a cargo de Javier Pérez Batista, promovida y costeada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales. Y el Palau de la Música valenciano, más calmado al parecer, ha montado por fin la ópera. No se representaba desde 1878, fecha de su estreno en el Teatro Real de Madrid.

ROGER DE FLOR (VERSIÓN DE CONCIERTO)

De Ruperto Chapí. Solistas vocales: Javier Palacios, Ana M.ª Sánchez, J. A. López y Stefano Palatchi, entre otros. Orquesta de Valencia. Sección de Metales de la Banda Primitiva de Llíria. Coro de la Generalitat Valenciana. Director: Miguel A. Gómez-Martínez. Palau de la Música, Valencia, 10 de marzo de 2011.

En la partitura de Chapí se revelan influencias variopintas, como corresponde a un momento en que el músico de Villena se encontraba todavía formándose. Resulta significativa, sin embargo, la querencia por los números corales. Su cantidad, su relevancia y su acabado otorgan un gran protagonismo a las colectividades que representan: almogávares, griegos, cortesanos, etc. No tan afortunada parece la escritura reservada a los solistas, sepultados muchas veces por la orquesta y el propio coro. Coro —el de la Generalitat Valenciana— que mostró el empaste y la desenvoltura que le proporciona su ya larga trayectoria en el terreno de la ópera. M. A. Gómez-Martínez se atuvo, como de costumbre, a lo que está escrito en la partitura: ajustó con tino los grandes efectivos que tenía delante, pero mostró con los solistas la misma escasa piedad que el compositor, sobre todo en los números de conjunto. Ana Mª Sánchez no evidenció por ello problemas en la franja aguda, donde le sobra potencia. Peor lo tuvo en el bonito registro central. Javier Palacios cantó con una emisión discutible y un fraseo demasiado bravucón, incluso para un valiente capitán de los almogávares. Más equilibrados estuvieron José Antonio López y Stefano Palatchi, este último el mejor, sin duda, en lo que a dicción se refiere.

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