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XII CONGRESO DEL PSdG

"Quiero un proyecto sin tutelas ni líderes paternalistas"

"Me presento a secretario general porque creo en un partido gallego que piensa en gallego”, aseguró antes de su victoria Pachi Vázquez.

“Un cargo más o menos no es un drama”, finalizó su intervención quien finalmente repetirá en el cargo de secretario general de los socialistas gallegos, “un drama es la gente que está en el paro, un drama es un padre que quiere estudiar a sus hijos y no tiene becas, un drama es quien está en el hospital y espera por una operación”. Ante los delegados que, acto seguido, ejercerían su derecho a voto, Pachi Vázquez enarboló su discurso más a la izquierda. Y se encargó, no una, ni dos, ni tres veces, sino más, de recordar que su apuesta era por la autonomía: “Quiero un proyecto compartido, sin liderazgos paternalistas que vengan a decirnos lo que hay que hacer, un proyecto sin tutelas”. A continuación, sonó en el Palacio de Congresos la que talvez fue la mayor ovación arrancada por Vázquez a los oyentes.

No es lo mismo ser ministro que no serlo. Lo comprobó ayer José Blanco. Porque la continuada afirmación de independencia orgánica que estructuró la intervención del secretario general del PSdeG tenía sobre todo al exresponsable de Fomento, uno de los impulsores de la candidatura de Elena Espinosa, como destinatario. Lejos queda 2009, cuando Blanco decantó la sucesión de Pérez Touriño hacia Pachi Vázquez y el partido fue detrás como un solo hombre. “Me presento a secretario general porque creo en un partido gallego que piensa en gallego”, añadió, “en un partido de izquierdas que piensa en izquierda, creo en un partido fuerte y autónomo que decide en Galicia”.

Las banderas del galleguismo y la socialdemocracia, al menos retóricamente, ondearon en sus palabras. También en las de su contricante, por cierto. Pero Vázquez, que no se detuvo un minuto en autocrítica a los tres años que lleva al frente de la organización, se volcó en las alabanzas a los militantes. “Somos un gran partido y nuestra fuerza es la militancia”, proclamó, “siempre dispuesta a arrimar el hombro a cambio de nada; la clave es sumar, primero dentro y después fuera”. Y hubo alusiones a lo que, en su opinión, debe cambiar. Eso sí, más bien poco concretas: “Necesitamos un partido más participativo, que trabaje en las redes sociales, necesitamos que las Casas do Pobo estén más activas, necesitamos mejorar la comunicación entre los cargos y los militantes, necesitamos un partido intergeneracional”. Sobre la vida interna no se extendió muhco más. Prometió “integración” en los órganos de dirección y aseguró que por Espinosa sentía “un profundo respeto y cariño”.

Pero el corazón y las tripas de su discurso lo compusieron los ataques a las políticas de Feijóo y del PP y una defensa de los lugares comunes de la izquierda. “Reivindico lo público como irrenunciable, que la Iglesia pague impuestos”, rugió en medio de una ovación, “y son necesarias medidas económicas que incentiven la productividad”. El ataque a las doctrinas del déficit cero fue furibunda, aunque sin recordar en ningún momento los compromisos del Partido Socialista y del Gobierno de Zapatero con ellas. “El verdadero déficit es empezar la legislatura con dos cajas y acabarla sin ninguna”, enumeró, “el verdadero déficit se llama copago y cobrar por la tarjeta sanitaria, el verdadero déficit es alcanzar un récord de parados y de destrucción de empleos”. Contra ese estado de cosas exigió Vázquez a los suyos unidad y “un proyecto común bajo parámetros socialdemócratas y galleguistas”.

Vázquez prometió integraciónde los derrotados en los órganos de dirección

Casi para despedirse, hizo voto de humildad. Y, como manda el guión no escrito de los efrentamientos intestinos de los partidos, aseguró que, de perder, al día siguiente estaría donde el partido le ordenase. “Como un militante de base más”. No fue el caso.

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